lunes, 18 de junio de 2012

CÒMO LLEGA EL RECIÈN NACIDO A NOSOTROS VIDA INTRAUTERINA EXPERIENCIAS PASADAS EMOCIONES ETC...

Publicado por Inès mallarino el junio 16, 2012 a las 7:34pm Enviar mensaje Ver blog Algunas características de la vida intrauterina... 
Nadie imagina la magnitud de la responsabilidad que adquiere una mujer en el momento de quedar embarazada. A partir del instante de la concepción, su vientre se convertirá en una caja de resonancia donde cada situación que ella viva funcionará como un eco del pasado para el ser que está allí con ella, despertando, reactivando, reforzando o suavizando y neutralizando los recuer­dos traumáticos de sus experiencias anteriores. 
Podemos decir que debido a la presencia del alma, el feto tiene una extraordinaria sensibilidad para recibir y registrar las más mínimas sensaciones de su madre. Puede percibir los estados afectivos más sutiles y más complejos, como la ambivalencia y la ambigüedad, y reaccionar emocionalmente en consecuencia. A partir de aquí, todo lo que le ocurra a la madre en esta etapa incidirá en el feto. Cada emoción, cada circunstancia difícil o significativa que experimente la madre despertará en el alma que está ocupando ese feto el recuerdo de una circunstancia anterior similar. Por analogía se reactivarán las memorias del pasado. Si sus vidas anteriores fueron trágicas puede resistirse a nacer. Si los padres tan sólo piensan en abortarlo aunque luego no lo hagan, sentirá la amenaza de la muerte y eso le hará recordar la experiencia de alguna muerte anterior, entonces pensará que quieren matarlo nuevamente y sentirá la desespera­ción de estar acorralado y atrapado sin tener siquiera la oportuni­dad de escapar porque en el útero no hay lugar adonde huir. Lo único que puede hacer es quedarse allí, hecho un ovillo, impotente y a merced de la voluntad de sus padres. Quizás haga lo indecible para no nacer y no correr riesgos o se diga a sí mismo: "Haré todo lo que me pidan con tal de que no me lastimen". 
Claro está que nada afecta más a la madre que la relación con su compañero y sus consecuencias emocionales son vividas por el feto como propias. Si la madre es rechazada por su pareja o por su familia sentirá que él también es rechazado y hasta puede sentirse culpable de ese rechazo. Tal vez hasta piense que si él no estuviera ahí, su madre no sería rechazada. El sentimiento de rechazo trae consigo la desesperación y la incertidumbre de no saber qué hacer. ¿Adónde ir? Tan sólo de aquí, de este rechazo en la vida fetal, puede provenir la sensación de algunas personas de no encontrar nunca un lugar para sí o de tener siempre deseo de irse, de huir al menor contratiempo o de sentirse muy fácilmente rechazadas o dejadas de lado por los demás y reaccionar en consecuencia desproporcionadamente ante esta interpretación de los hechos. El alma trae sus impresiones del pasado y una vez que está unida al feto, el universo que la rodea se tiñe del color de ese pasado entremezclado con el color de las emociones de su madre. 
Dentro del vientre materno el alma tiene una gran dificultad para discriminar sus sensaciones de las de la madre. Prácticamente madre y feto funcionan como una sola alma. Ya Leonardo da Vinci había advertido esta peculiaridad en sus Cuadernos:
Una misma alma gobierna los dos cuerpos. Las cosas que desea la madre se imprimen frecuentemente sobre el niño que ella lleva allí en el momento en que ella las desea. Todo anhelo, deseo supremo o temor de la madre o todo dolor de su espíritu hieren fuertemente al niño ya que es posible que él muera debido a ello. 
Una misma alma. De eso se trata, ya que sus campos vibratorios están en contacto íntimo. Hay una conexión de onda cuántica entre la madre y el feto y esto significa que hay una comunicación telepática entre ambas mentes aunque la madre no tenga conciencia de ello y es esta conexión tan particular la que dificulta la discriminación por parte del feto. La madre y el feto están conectados entre sí y aunque muchas madres no perciban los pensamientos de su bebé simplemente porque no piensan en él, podemos estar seguros de que el feto sabe perfectamente todo lo que pasa por la cabeza y las emociones de su madre y hasta puede percibir emociones o leer los pensamientos de su padre y de otras personas cercanas. La presencia o ausencia del padre es nítidamente percibida por el feto, quien sabe perfectamente cuáles son las actitudes de aquél hacia su madre y hacia su futuro hijo. Si el padre espera un hijo varón y el feto es hembra, el alma puede tomar decisiones in útero que condiciona­rán toda su vida. Puede sentirse culpable por no ser lo que su padre espera que sea o tomar la determinación de ganarse su amor sometiéndose a su voluntad, y más adelante reproducirá esta conducta en cada vínculo afectivo que establezca con un hombre. 
Así como el feto tiene una sensibilidad extrema para grabar las emociones de la madre, así también sus reacciones pueden ser desmesuradas. Ante el rechazo, la agresión o la indiferencia de los padres, puede reaccionar con impotencia, culpa, pánico, odio, rencor o deseos de vengarse y matar. Estos sentimientos pueden funcionar por años en la sombra del subconsciente para surgir más tarde en el adulto como rencor, temor o rechazo inexplicables hacia su madre, su padre o hacia las personas más cercanas y el mundo en general. Algunas depresiones de la vida adulta pueden tener su origen en una de estas emociones de la vida fetal.
Muchos mandatos o patrones de conducta son establecidos o adoptados por la persona en su etapa fetal, cuando su capacidad de discriminación está muy limitada mientras que sus reacciones emocionales están exacerbadas. No todos los mandatos de la etapa prenatal se deben a la programación materna. Me atrevería a ir más allá diciendo que la mayoría de las decisiones que más tarde resultan ser funestas son tomadas por el propio feto como consecuencia de sus reacciones emocionales. Explorando con la regresión esta etapa de la vida, la persona puede hacer el trabajo de discriminación de las sensaciones que no le pertenecen como así también reconocer y desprogramarse de sus propios mandatos. 
El momento del nacimiento es el instante culminante de la vi­da fetal. El trauma del nacimiento está profundamente entretejido con el trauma de vidas pasadas y con la experiencia de la vida intrauterina. Muchas de las pautas de comportamiento de sobrevivencia en la vida se originan en la forma como sobrevivimos en el momento del naci­miento. Por medio de la regresión muchas personas se dieron cuenta de que en instancias claves de su vida se comportaban de la misma manera como lo hicieron en su nacimiento. No es lo mismo nacer de nalgas que presentando la cabeza, saliendo activamente al mundo, y nacer fácilmente, en un pujo o dos, no es lo mismo que nacer a los tirones con fórceps. Más allá de las contingencias mé­dicas hay una actitud definida en el nuevo ser en cada nacimiento. 
Más allá de lo expuesto, aun así, una madre tiene el poder de liberar al bebé de los traumas de vidas precedentes. Una madre consciente puede sanar las heridas de vidas pasadas y neutralizar o minimizar la influencia de sus emociones durante la vida fetal. Un obstetra preparado y conocedor del drama del ser que está a punto de nacer podrá ayudarlo a que su nacimiento sea un renacimiento y no una lucha por sobrevivir. Para que esto sea así tenemos que despertar a una nueva conciencia de la vida fetal. 
Recordemos entonces los puntos principales de este nuevo saber: 
1. La conciencia del nuevo ser existe antes de su concepción. 
2. Este ser ya viene con su historia y tiene una personalidad bien definida. 
3. Trae consigo las impresiones emocionales de sus existen­cias previas. 
4. Estas impresiones son reactivadas por incidentes que ocu­rren en la vida fetal y en el momento del nacimiento. 
5. Ya feto, puede percibir los estados afectivos más sutiles y más complejos de la madre y reaccionar a ello. 
6. Las emociones de la madre se graban profundamente en su psiquismo y sus consecuencias siempre se harán sentir más tarde en la vida. 
7. El recién nacido llega a nosotros con una historia que incluye vidas pasadas, experiencias en el útero y el trauma del nacimiento. 

Enviado por el Lic. Fabián Ariel Mota. " EL AMADO PADRE - MADRE, NOS GUIE Y DE SABIDURÌA, DISCERNIMIENTO Y REFLEXIÒN SOBRE TODO CONOCIMIENTO " NAMASTÈ...

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