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Respirar
profundo y contar hasta tres
En
una situación de crisis, lo primero que hay que hacer, (solos o en medio de una
reunión), es respirar profundo y contar hasta tres.
Los
ojos pueden permanecer abiertos, aunque lo ideal es cerrarlos durante unos
segundos en pos de lograr abstraernos del conflicto y conectarnos con nosotros
mismos.
Si la
crisis llega estando entre colegas de trabajo o en una discusión familiar, una
buena opción es buscar unos segundos de soledad.
Ir al
baño, refrescarse, contar hasta tres muy lentamente ejecutando la respiración
profunda es un aliciente para poner las ideas en claro, centrarse y
adquirir mayor comprensión de lo que pasa por dentro y por fuera.
Cuando
disponemos de un poco más de tiempo para meditar y relajarnos ante una crisis,
podemos aprovechar para descalzarnos, abrir una ventana, y focalizar la mente
en pensamientos y sensaciones placenteras. En caso de disponer de un jardín o
una plaza cerca, nada mejor que caminar descalzas por el césped y escuchar el
canto de los pájaros.
La
toma de consciencia nos ayuda a despejar un panorama interior confuso y también
a renovar energías.
La
respiración profunda es fundamental; otros recurso para renovarse y distenderse
es el recitado o canto de un mantra y la adopción de un mudra.
Conviene
que, en situaciones normales, cada quien encuentre cuál es el mantra que más se
adapta a su visión particular del mundo y a su personalidad.
Asimismo,
hay mudras, como el mudra del amor, que revitalizan y armonizan en una gran
diversidad de situaciones. Por último, las visualizaciones son un recurso
excelente para atenuar malestares energéticos.
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flickr.
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Ejercicio
de meditación
Nos
sentamos con la espalda alineada en una silla o en el suelo. Cerramos los ojos.
Realizamos
el mudra del amor.
Nos
concentramos en la respiración.
Visualizamos
un haz de luz que nos envuelve: esa luz comienza a descender desde el centro de
la cabeza hasta el pecho, para luego proyectarse hacia fuera.
Respiramos
así entre cinco y diez minutos. Abrimos poco a poco los ojos.
Sonreír. Hace
más de cien años, el neurólogo francés Guilliane Duchenne de Boulogne comenzó
a estudiar qué es lo que se escondía detrás de una sonrisa. Hoy se sabe que puede
resultar contagiosa y mejorar todavía más un buen estado de ánimo. Por ello,
los investigadores sobre el humor recomiendan este sencillo ejercicio cuando se
pasen momentos difíciles: mirarse al espejo y sonreír. Esta expresión
facial genera la emoción correspondiente, de forma que si vemos el reflejo de
una sonrisa, comenzaremos a sentirnos mejor.
Gracias por leer, comentar y compartir las notas.
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