domingo, 27 de marzo de 2016

Técnicas de Sanación



Con la primera de ellas vamos a entrar en contacto con la misma Luz de Dios, que entra en el canal de luz de la persona que efectúa la sanación para ser repartida por todo el organismo de quien la recibe. Esta técnica era conocida en la antigüedad como Reiki Usui Tibetano y se impartía en las Escuelas de Misterios del antiguo Egipto con el fin de despertar el poder de sanación en los discípulos que acudían a ellas para desarrollarse como seres completos a la espera de ser iniciados en los Misterios de la Naturaleza humana y divina. Y una vez alcanzado su propósito de evolución personal, se embarcaban en una nueva aventura de carácter mágico que consistía en salir fuera de sus cuerpos para realizar viajes astrales dentro del cuerpo de luz que habían conseguido crear con sus disciplinas espirituales. La técnica que se utilizaba entonces, era muy diferente a la que se ha puesto de moda para este tipo de viajes, en los que no se contempla la salida del cuerpo utilizando como vehículo el cuerpo de luz sino el cascarón astral que se desprende del cuerpo al momento de entrar en el sueño. Este viaje resulta peligroso porque no se es consciente de lo que se pretende conseguir con él y se entra en conflicto con el deseo inconsciente de salir del cuerpo como experiencia lúdica que a nadie beneficia y mucho menos a quien la realiza.
La diferencia entre ambos tipos de viajes tiene que ver con el desarrollo interno que se ha logrado conseguir en relación al cambio de paradigma en el que se debate la sociedad, entre lo que se conoce como pérdida de la propia identidad para entrar a formar parte de un grupo social más amplio en el que hay cabida para todos sin discriminación. La conciencia de luz que se requiere desarrollar para llegar a esta comprensión de la unidad de todos los seres humanos, es la que permite desentrañar el misterio del viaje en el tiempo sin necesidad de desplazarse del lugar en el que se está, sin peligro de ser interferido en el camino por energías indeseables que se apoderan de la voluntad de quien realiza el viaje sin haber recibido el permiso de su Ser Superior para entrar en el mundo de los muertos.
La respuesta del alma a tales intentos, está fuera de control y nada hay peor que no saber lo que el alma desea a la hora de ponerse en contacto con el cuerpo físico, porque así es como se origina la enfermedad, a raíz de la desconexión cuerpo y alma. Y así es como los antiguos atlantes llevaban a cabo su poder de sanación, con las prácticas del cuerpo de luz, que se desprendían de sus cuerpos para ir a buscar el alma de quien se había perdido por haberse desconectado de su Ser Superior. Todo lo que los atlantes necesitaban conocer para realizar la sanación, era lo que la persona tenía que decir sobre sí misma, para detectar el alcance de su desvarío y poder aplicar el remedio más oportuno a cada caso.
Y ahora vamos con otra de las técnicas más utilizadas por ellos que era la sanación a través de la respiración también llamada sanación pránica, donde se canaliza la luz del éter al igual que en el caso anterior, pero esta vez dirigido al cuerpo con el aliento de vida con la ayuda de algún cristal o simplemente con la intención pura de subsanar el mal dentro del paciente. Lo que el poder del aliento de vida puede desencadenar en el cuerpo físico, es la ruptura de patrones preestablecidos de conducta y pensamiento que impiden el libre fluir de la energía por ese cuerpo y dificultan la salida del atolladero mental en el que uno mismo se encierra por temor a que los demás lo descubran en su incapacidad de no poder ser como le gustaría por la falta de control de su propia persona.
La frecuencia de sanación del Cristal de Poder Atlante que se manifestaba en la conciencia de cada uno de sus habitantes, dejó de hacerlo desde el momento en que el Cristal se destruyó a consecuencia de un cataclismo cósmico que acabó con el continente bajo el mar y dejó de ser de luz en su intención sanadora. A la hora de recuperar el poder en el interior del alma, hay que volver a sintonizar con el Cristal de la Atlántida para que nos devuelva el recuerdo de lo que fuimos en aquel entonces y recuperar el patrón de sanación de todas las enfermedades sin tener que agredir al Templo de Dios en la Tierra.
AUTORA: Asunción Chavarri, redactora de la gran familia hermandadblanca.org



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