sábado, 25 de octubre de 2014

Ébola: ¿Una intención malévola? Cinco interrogantes. - Carlos Santa María - Analista Internacional.


Publicado: 16 oct 2014 | 10:00 GMT
http://actualidad.rt.com/expertos/carlos-santa-maria

Aquí no existen “complots” ni “conspiraciones” o simplemente rating.  La historia demuestra la creación de virus artificiales diseminados en épocas álgidas para el colonialismo. Esa es una posibilidad. 
La base de la ciencia es la metódica de la interrogación a través de la cual se intenta conseguir la respuesta. Si ésta no se produce, hay que vislumbrar nuevas alternativas y seguir cuestionando para acercarse a la verdad. Por ello, mientras no se explique claramente el origen del ébola y sus relaciones con la industria farmacéutica, amén de la guerra bacteriológica actualmente existente, es obligatorio para el pensamiento crítico optar por explicaciones diferentes.

Naturalmente se comparte toda la política integral tendiente a garantizar la salud de la población mundial y no existe contradicción con tomar todas las medidas existentes para proteger los pueblos de este flagelo. 
No obstante, cinco interrogantes tienen que ser respondidas necesariamente para descubrir la verdad…y no han sido resueltas claramente.

Primera: ¿cuál es su origen? 
Coincidencialmente, al igual que el SIDA, el lugar y la causa suelen ser las mismas: países de Africa y males causados por gorilas, aunque ahora son vampiros los posibles autores materiales del delito. Naturalmente conjugados con la raza negra, supuestamente una ferviente portadora de los males atribuidos a la humanidad.

Lo evidente es que las explicaciones no son coincidentes con la realidad y las dudas ante este fenómeno controversial demuestra que las afirmaciones sobre dicha enfermedad son poco consistentes. La OMS-Organización Mundial de la Salud-se declara desconocedora de la fuente aunque propone algunas teorías que aún no son confirmadas totalmente.
Al respecto, el ébola no posee vacuna aprobada estando clasificado como agente de bioseguridad y bioterrorismo dada su calidad para eliminar seres humanos rápidamente. Su cronología comienza en la década de los sesenta donde se ha sugerido que pudo haber una primera aparición, aunque los estudios  confirman el año 1976 en  Sudán y la República Democrática del Congo, vinculándola con murciélagos de la fruta y monos, pudiendo matar a nueve de cada diez infectados. Posteriormente se informa que apareció en noviembre de 1989 en un grupo de cien macacos  importados desde Filipinas a Reston, hasta finalmente ratificar en 2013 su aparición más virulenta en Africa Occidental.

Se ha establecido como condiciones previas desencadenantes la circulación incesante de la población, la aparición de la infección en zonas remotas y de difícil acceso, el desconocimiento de la enfermedad y la debilidad de los sistemas sanitarios, considerándose fuera de control actualmente. Este año, surge con intensidad en Guinea-Conakry, expandiéndose posteriormente a Sierra Leona, Liberia y Nigeria.

El 8 de agosto de 2014, la OMS declaró una emergencia pública sanitaria ante el riesgo de pandemia global internacional.

Las teorías explicativas, además de dar información no concluyente, ratifican su desconocimiento del origen verdadero del virus, sin cuestionarse desde donde provino o si es un producto experimental, olvidando intencionadamente la historia efectiva. El diario ABC entrega toda la responsabilidad a la “naturaleza perversa”.

Segunda: ¿cómo los Medios actuaron tan coordinados y mundialmente?

La sorpresa ha sido enorme: de un día para otro aparece el mundo informativo alertando de un “peligro mundial”.
En el mismo tiempo se hace efectivo en los cinco continentes una idea igual: un terrible mal asola al globo terráqueo y debe ser prevenido. No obstante, ¿cómo fue posible que se diera una noticia con una coordinación a tan alta escala? Lo que se ha sugerido como una forma de evadir lo obvio es que la globalización es la que permite ello. Si, es un fenómeno globalizado aunque la duda es otra: ¿qué grupo maneja tan alto poder en los Medios internacionales que puede poner un hecho a la vista de millones de personas en el mismo momento…y por qué?

La conclusión es que un sector de poder convierte un caso en una explosión si lo desea así o lo transforma de algo exorbitante en una mínima porción. Ello no desconoce el riesgo potencial y la importancia que significa una enfermedad de dicha naturaleza.

Tercera: ¿la ciencia aún no descubre la cura? 
En pleno siglo XXI, cuando el ser humano se transporta virtualmente en las más diferentes formas, se conoce el árbol genético, se procrea sin la necesidad del acto sexual básico para continuar la especie, se guarda incluso a través de la criogenia a inversores que quieren despertar más allá en este más acá, es casi improbable que no se haya dado la investigación sobre enfermedades transmisibles de graves consecuencias. Si existe puede ser objeto de negocio u ocultamiento para permitir lucro o muerte. Si no se ha encontrado es que es un virus de tal esencia que su artificialidad ha escapado al control humano al haber sido “procreado” en laboratorios especializados para un fin malévolo.

En este sentido, varias empresas actualmente estudian alternativas de resolución médica con el objeto de comercializar su resultado, tal como se evidenció con diversas enfermedades donde los gobiernos invirtieron grandes cantidades de presupuesto para prevenir dichos brotes masivos. Participan varios laboratorios transnacionales de biotecnología como  Mapp Biopharmaceutical que utiliza anticuerpos de ratones expuestos al virus,  la empresa canadiense Tekmira Pharmaceuticals que tiene desarrollado un fármaco llamado TKM-Ebola el cual puede ser empleado en experimentos limitados, el laboratorio farmacológico NewLink Genetics Corp., quien aseguró que está por iniciar experimentos en humanos con una vacuna que ha probado ser 100 % efectiva previniendo la infección en primates no humanos. Excelente coincidencia de empresas de las cuales se espera con ansias su uso efectivo.

Cuarta: ¿qué papel juega la guerra biológica? 
Es reconocido que la maquinaria militar-industrial se ha enriquecido a través de la re-creación de una batería armada producto de la experimentación. Las denuncias sobre uso de ántrax por parte del “Ejército Libre Sirio” o Al Qaeda, demuestra que el mercado de las herramientas químicas está vigente.

Por tanto, se ha comprobado que continúa sin descanso la carrera macabra por construir nuevas armas biológicas que dé superioridad a una nación y que deben ser experimentadas donde no haya riesgo para ésta: ¡qué mejor que Africa o Latinoamérica, donde existen millones de pobres que pueden ser usados para “fines éticos de la ciencia”!. El Sida es uno de los más simbólicos ejemplos.


Quinta: ¿existe una mentalidad macabra producto del mercado “libre”? 
Evidentemente el NOM (Nuevo Orden Mundial), proceso orientado por una  organización reservada, postulada por figuras de la empresa y la política, entre las que destaca Kissinger como emblema de la intervención y perversión en los proyectos sociales (responsable del golpe de estado en Chile, una de sus creaciones), posee la fuerza organizativa para poner bajo su servicio a la prensa, los mercados, la educación, las culturas, lo político, el deporte mismo, como una sólida fuente constructora de sus proyectos de control. El nodo Rockefeller es una de las constantes de este proceso permanente. 

De ella han procedido las órdenes de intervención en Gaza, el martirio provocado por los terroristas islámicos, la destrucción del sureste ucraniano, la desestabilización en Venezuela-Brasil-Argentina, el derribo del avión malasio, en una historia de décadas, por lo cual no es extraño que a fin de desviar la atención de problematicas álgidas y la crisis que azota a Europa en intentos de independencia regional,  protestas o la brutalidad policíaca, agravadas por el austericidio o plan de eliminación paulatino de sectores inmigrantes y empobrecidos, no sea algo tan inusual utilizar los más variados métodos reconocidos. 

Al unir cada una de las respuestas a los cuestionamientos resulta una conclusión sorprendente: no se conoce con certeza el origen del ébola, la noticia fue dada por orden de una autoridad superior a los Medios-desviando la atención de problemas actuales conflictivos-,existe una ciencia al servicio de la guerra biológica, hay comercio de las farmacéuticas con las enfermedades que afectan a la sociedad, impera una organización mundial que controla un sector importante del mundo y lo conduce a través de gobernantes serviles a sus propios intereses. 
Hechos que soportan las interrogantes. 
La ciencia ha sido parte de innumerables fraudes científicos, contradiciendo los cánones éticos. Es reconocido el documento presentado en los alegatos ante el gobierno estadounidense, confirmados en los archivos desclasificados por Edward Snowden, donde se hizo pública la solicitud por 10 millones de dólares al gobierno por parte del Departamento de Finanzas del Ministerio de Defensa estadounidense en 1970, con el fin de continuar la investigación sobre virus para la guerra bacteriológica lo que implica trabajar con los sistemas inmunológicos, tal como ocurrió con el SIDA y para el cual no hay tratamiento curativo.  

No sin sentido, la actual serie Helix conduce a establecer una relación entre la ciencia bioquímica, la medicina, la empresa farmacéutica, las transnacionales de la guerra y los gobiernos, con sus agencias de inteligencia. Es un entramado duro aunque fácil de identificar si se encuentra la información apropiada. 

Lo que se conoce con claridad es que el SIDA es un virus artificialmente creado en laboratorios, probado en Africa a través de vacunas para la viruela y que escaparon al control médico. ¿Quién puede asegurar que quienes crearon el virus del Sida no lo hicieron con el Ebola, como un producto de extendidos esfuerzos científicos y a partir del conocimiento obtenido del anterior? 

¿Existirá tal maldad? 
Es una pregunta retórica pues quienes han realizado genocidios, quemado viva a personas, desmembrado sus órganos, utilizado armas químicas de destrucción masiva,  sometido al hambre y la miseria a millones de niños y familias, arrebatado los dineros para su sustento en la adultez mayor, son capaces de todo lo impensable. Una clara versión aún no conocida por el mundo identifica a la industria de armas biológicas de Estados Unidos de utilizar las vacunas contra la hepatitis B y la polio como factores desencadenantes del SIDA. 

Henry Kissinger fue el proponente fiable para desarrollar agentes biosintéticos como alternativa a las armas convencionales, idea vigente y aplicada en la Alemania Nazi, extendida con los científicos exiliados y asilados en Estados  Unidos. El General Alexander Bollings fue el encargado de la coordinación del plan esbozado y concretado posteriormente, quien controló el proyecto “Paperclip”, exfiltración secreta de unos 2.000 nazis de alto grado siendo aproximadamente 900 científicos militares e investigadores médicos, incluido Erich Traub, uno de los más importantes expertos en  armas biológicas de Hitler, quien experimentó con virus en campos de concentración. No se puede olvidar la denuncia del ex presidente Dwight Eisenhower alertando sobre el complejo industrial militar y sus peligros a partir de los organismos científicos enquistados en éste. 

Se conoce que la empresa Litton Bionetics experimentó con virus de simios benignos a los humanos combinándolos con ADN, ARN, enzimas de otros virus, causantes de leucemias, linfomas y sarcomas, cultivándolos para transformarlos en nuevos virus mutantes poderosos en glóbulos blancos humanos y en células de tejido fetal, provocando la destrucción del sistema inmunológico.  

Toda la información reservada, que no ha sido aún dada a conocer globalmente, a través de la documentación secreta expuesta por Julián Assange y Edward Snowden, es contundente en preguntarse sobre los nuevos trabajos de investigación en guerra bacteriológica. 

La inmensa preocupación existente hoy en gran parte del mundo y extendida de modo abismante se nota claramente en las redes sociales donde la gente comienza a preguntar sobre las formas de transmisión, aunque también se cuestiona de donde procede. Se sigue insistiendo en la culpabilidad de murciélagos y monos, quienes no poseen ninguna opción de defenderse de cualquier “calumnia” incluso. Así, es fácil otorgarle la responsabilidad de las enfermedades.  Las Redes  aportan elementos que agudizan la percepción: ¿por qué no se hizo nada para combatir dicha enfermedad o porqué sólo afectaba al Africa no era pertinente? , ¿ está en fase de prueba sueros con un coste altísimo para los gobiernos responsables?, ¿ contribuirán con un coctel muy caro, como el aplicado al VIH, el cual mantiene con vida y no sana efectivamente? ¿Por qué extrañamente surgen estos virus a fines del siglo XX y comienzos del XXI? 
Es increíble como problemas gravísimos que han provocado más muertes y se sabe su origen (que podrían ser controlados totalmente), son ocultados con una intención evidente: la Franja de Gaza y una exigencia de Palestina como Estado reconocido parece difuminarse ante las alertas de la OMS; más de 200.000 muertos en Siria, por ejemplo, son “olvidados” pese a que se continuará asesinando personas inocentes, para concentrarse en una enfermedad que podría ser mundial posiblemente aunque su solución es factible racionalmente ¿La idea es asustar al mundo más que prevenirlo? 

Hilando más fino, las delicadas afirmaciones de Alessandra Zavatta sobre el caso plantea puntos muy fuertes: Glenn Thomas, consultor de la OMS en Ginebra, portavoz de la OMS, (quien volaba en el abatido  Boeing 777 de Malaysia Airlines), participó en operaciones de prueba con el virus del Ébola en el laboratorio de armas biológicas en el hospital de Kenema, Sierra Leona, asociado al gobierno estadounidense, a Bill Gates y George Soros. Además, Thomas se había negado a participar en el encubrimiento de diagnósticos para aplicar una vacuna experimental contra el ébola que infectaría a los pacientes y esa podría ser la razón por la que habría sido asesinado. 
  
Si existe una filosofía que da a un pueblo el absurdo de creer que ha sido escogido por Dios para realizar su propio sueño e imponerlo a otros por la razón o la fuerza, significa autootorgarse el derecho a dirigir el destino del mundo, inventando las armas que crea conveniente a su colonización terrena: el Excepcionalismo es la teoría psiquiátrica más valiosa para cumplir tan infame papel en el Universo. Descubrir a sus autores intelectuales es tarea para denunciarlos ante un juzgado internacional que castigue su insanía mental y el riesgo de desaparecer el globo terráqueo. 

Tal vez preguntarse sobre el origen de la gripe aviar, las “vacas locas”, la peste porcina, o el ántrax, permita reflexionar sobre la profundidad analítica que se requiere para investigar y develar la guerra biológica existente hoy día. La frase de Philip Ball, el editor consultor de la revista Nature, aplicada posiblemente a esta nueva afección, sea concluyente: “Si alguna vez pensaron en una ciencia que garantizara la alarma y la indignación del público, ésta es. Si la comparamos con la biotecnología y la ingeniería genética convencionales, son mucho más atemorizantes los riesgos que implica la biología sintética”


¿Existirá tal maldad? 
Es una pregunta retórica pues quienes han realizado genocidios, quemado viva a personas, desmembrado sus órganos, utilizado armas químicas de destrucción masiva,  sometido al hambre y la miseria a millones de niños y familias, arrebatado los dineros para su sustento en la adultez mayor, son capaces de todo lo impensable. Una clara versión aún no conocida por el mundo identifica a la industria de armas biológicas de Estados Unidos de utilizar las vacunas contra la hepatitis B y la polio como factores desencadenantes del SIDA. 

Henry Kissinger fue el proponente fiable para desarrollar agentes biosintéticos como alternativa a las armas convencionales, idea vigente y aplicada en la Alemania Nazi, extendida con los científicos exiliados y asilados en Estados  Unidos. El General Alexander Bollings fue el encargado de la coordinación del plan esbozado y concretado posteriormente, quien controló el proyecto “Paperclip”, exfiltración secreta de unos 2.000 nazis de alto grado siendo aproximadamente 900 científicos militares e investigadores médicos, incluido Erich Traub, uno de los más importantes expertos en  armas biológicas de Hitler, quien experimentó con virus en campos de concentración. No se puede olvidar la denuncia del ex presidente Dwight Eisenhower alertando sobre el complejo industrial militar y sus peligros a partir de los organismos científicos enquistados en éste. 

Se conoce que la empresa Litton Bionetics experimentó con virus de simios benignos a los humanos combinándolos con ADN, ARN, enzimas de otros virus, causantes de leucemias, linfomas y sarcomas, cultivándolos para transformarlos en nuevos virus mutantes poderosos en glóbulos blancos humanos y en células de tejido fetal, provocando la destrucción del sistema inmunológico.  

Toda la información reservada, que no ha sido aún dada a conocer globalmente, a través de la documentación secreta expuesta por Julián Assange y Edward Snowden, es contundente en preguntarse sobre los nuevos trabajos de investigación en guerra bacteriológica. 

La inmensa preocupación existente hoy en gran parte del mundo y extendida de modo abismante se nota claramente en las redes sociales donde la gente comienza a preguntar sobre las formas de transmisión, aunque también se cuestiona de donde procede. Se sigue insistiendo en la culpabilidad de murciélagos y monos, quienes no poseen ninguna opción de defenderse de cualquier “calumnia” incluso. Así, es fácil otorgarle la responsabilidad de las enfermedades.  Las Redes  aportan elementos que agudizan la percepción: ¿por qué no se hizo nada para combatir dicha enfermedad o porqué sólo afectaba al Africa no era pertinente? , ¿ está en fase de prueba sueros con un coste altísimo para los gobiernos responsables?, ¿ contribuirán con un coctel muy caro, como el aplicado al VIH, el cual mantiene con vida y no sana efectivamente? ¿Por qué extrañamente surgen estos virus a fines del siglo XX y comienzos del XXI? 
Es increíble como problemas gravísimos que han provocado más muertes y se sabe su origen (que podrían ser controlados totalmente), son ocultados con una intención evidente: la Franja de Gaza y una exigencia de Palestina como Estado reconocido parece difuminarse ante las alertas de la OMS; más de 200.000 muertos en Siria, por ejemplo, son “olvidados” pese a que se continuará asesinando personas inocentes, para concentrarse en una enfermedad que podría ser mundial posiblemente aunque su solución es factible racionalmente ¿La idea es asustar al mundo más que prevenirlo? 

Hilando más fino, las delicadas afirmaciones de Alessandra Zavatta sobre el caso plantea puntos muy fuertes: Glenn Thomas, consultor de la OMS en Ginebra, portavoz de la OMS, (quien volaba en el abatido  Boeing 777 de Malaysia Airlines), participó en operaciones de prueba con el virus del Ébola en el laboratorio de armas biológicas en el hospital de Kenema, Sierra Leona, asociado al gobierno estadounidense, a Bill Gates y George Soros. Además, Thomas se había negado a participar en el encubrimiento de diagnósticos para aplicar una vacuna experimental contra el ébola que infectaría a los pacientes y esa podría ser la razón por la que habría sido asesinado. 
  
Si existe una filosofía que da a un pueblo el absurdo de creer que ha sido escogido por Dios para realizar su propio sueño e imponerlo a otros por la razón o la fuerza, significa autootorgarse el derecho a dirigir el destino del mundo, inventando las armas que crea conveniente a su colonización terrena: el Excepcionalismo es la teoría psiquiátrica más valiosa para cumplir tan infame papel en el Universo. Descubrir a sus autores intelectuales es tarea para denunciarlos ante un juzgado internacional que castigue su insanía mental y el riesgo de desaparecer el globo terráqueo. 

Tal vez preguntarse sobre el origen de la gripe aviar, las “vacas locas”, la peste porcina, o el ántrax, permita reflexionar sobre la profundidad analítica que se requiere para investigar y develar la guerra biológica existente hoy día. La frase de Philip Ball, el editor consultor de la revista Nature, aplicada posiblemente a esta nueva afección, sea concluyente: “Si alguna vez pensaron en una ciencia que garantizara la alarma y la indignación del público, ésta es. Si la comparamos con la biotecnología y la ingeniería genética convencionales, son mucho más atemorizantes los riesgos




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