por vilma noemi
montesinos el febrero 1, 2014
Entre
los antiguos mitos budistas figura un paraíso perdido, conocido como Chang
Shambhala, la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en
armonía perfecta con la naturaleza y el universo.
En la
India, oculto entre los Himalayas, se llama Kalapa, mientras que la tradición
china lo ubica en los montes Kun Lun. Asimismo, en la antigua Rusia se hablaba
de la legendaria Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos
ermitaños de inmensa sabiduría. James Hilton, en su novela Horizontes Perdidos,
recreó el mito y lo llamó Shangri-La.
El
Hinduismo, el Shamanismo y el Budismo, todos ellos conservan tradiciones que
postulan a Shamballa
como la
fuente misma de su religión. Por miles de años se han escuchado relatos acerca
de algún lugar más allá del Tibet, entre los majestuosos picos y apartados
valles del Asia central, que persiste como un paraíso inaccesible, un oasis de
sabiduría universal y paz, llamado Shamballa.
H. P.
Blavatsky fue la primer ocultista occidental que escribió sobre la existencia
de aquel santuario del Asia Central, al que llamó mítica Shamballah. Dijo que
era una ciudad etérica en el Desierto de Gobi que servía de cuartel invisible a
los Mahatmas, la Gran Fraternidad de Maestros Espirituales que trabajan detrás
de la escena, guiando y protegiendo a la humanidad.
También
sabemos que, en los años treinta, Nicholas Roerich, el artista e instructor
espiritual ruso, pasó muchos años en expedición por aquella parte del globo, en
busca de Shamballa y su Sabiduría. Por las mismas fechas, también se conocía a
Shamballa por el nombre de Shangri-la, así mencionada por James Hilton en
Horizontes Perdidos (1933). Tanto en la novela, como en el film que le siguió,
esta tierra fue retratada como un centro de felicidad, propósito y eterna
juventud.
EL
SHANGRI-LA DE JAMES HILTON
Como
esos espejismos que en el desierto siempre están unos pasos delante pero el
viajero sediento nunca alcanza, Shangri-La es un mundo escondido al cual parece
imposible acceder. La antigua creencia budista dice así: Para llegar, no es
preciso contar con un mapa o guías avezados, sólo es necesario estar preparado
íntimamente. Entonces, lo inefable aparecerá ante la vista en todo su
esplendor. ¿Es Shangri-La el paraíso perdido donde habitan hombres perfectos,
la Kalapa de los hindúes? ¿Es el valle oculto de Kun Lun donde, según los
chinos, viven seres inmortales? ¿Es la Tierra de las Aguas Blancas, la
Bielovodye rusa, aquella de los santos ermitaños de gran sabiduría? ¿O es Chang
Shambhala, el lugar sagrado de los budistas donde se encuentra la fuente de la
eterna sabiduría? Es todos y no es ninguno. Como los espejismos, está y no
está. Sólo espera al peregrino de corazón límpido y espíritu abierto para
ofrendarle sus misterios.
En su
novela Horizontes Perdidos, el escritor inglés James Hilton construyó un mundo
ideal, al que llamó Shangri-La (un nombre de su invención convertido al poco
tiempo en sinónimo de lugar edénico). Estaba poblado por un grupo de elegidos
provenientes de distintas partes del mundo y eran gobernados por un Dalai Lama
muy especial: el misionero católico Francois Perrault, de la orden de los
Capuchinos, que había arribado al Tíbet en 1734 y seguía vivo hacia 1930, fecha
en que transcurre la mayor parte de la novela. Hugh Conway, joven cónsul inglés
en la India, llega con otros tres británicos hasta este oculto valle tibetano
después de un accidentado viaje en avión.
Cuando
Conway vio Shangri-La, se enfrentó con una extraña y casi irreal aparición: un
grupo de coloridos pabellones se agrupaban en la ladera de la montaña. Era
soberbio y exquisito. Una contenida emoción llevaba la mirada desde los leves
techos azules hasta la tremenda mole gris de la roca. Más allá, lo rodeaban los
picos y pendientes nevados del Karakal.
En el
antiguo monasterio budista, Conway y sus compañeros de viaje encuentran un
lugar donde la reducida comunidad de lamas intenta conservar los tesoros de la
civilización, amenazados por la violencia de una época en que el hombre, al
regocijarse con la técnica del homicidio derramará una rabia tan ardiente sobre
el mundo que toda cosa preciosa estará en peligro. El mundo que acababa de
salir de la Primera Guerra Mundial y advertía la cercanía de nuevas tragedias
que se trasluce en las páginas de Horizontes Perdidos, donde el idílico
universo tibetano que construye Hilton no es una promesa de futuro, un rescate
del pasado ideal, del paraíso perdido por la civilización de la máquina.
Cuando
Hilton ubicó a su mítica Shangri-La en el Tíbet, los lectores occidentales de
su novela fueron fascinados por ese mundo misterioso que desde antiguo había
atrapado el interés de misiones y expedicionarios. Desde los principios del
siglo XVI, los jesuitas intentaron llegar a esas altas mesetas cercanas del
Himalaya donde se creía existía una antigua comunidad de primitivos cristianos.
Cuando
finalmente el padre Antonio de Andrade logró atravesar mil obstáculos y acceder
al prohibido reino de Guge, se encontró con los lamas, monjes budistas de muy
extrañas y crueles costumbres: entre ellas, el asesinato deliberado de
numerosos campesinos elegidos al azar, ceremonia que se cumplía una vez por año
y mediante la cual los muertos alcanzaban la eterna felicidad. Asimismo, sorprendió
a los misioneros europeos el hábito de los lamas de adornar sus vestidos con
huesos humanos. A lo largo de los siglos siguientes, los jesuitas enviaron
numerosas misiones al Tíbet para ser finalmente reemplazados, según orden
papal, por la orden de los Capuchinos.
A
principios del siglo XX, la escritora francesa Alexandra David-Néel, gran
conocedora de la religión budista, recorrió caminos escarpados y enfrentó
lluvia, barro, nieve, granizo y la hostilidad de tibetanos, chinos e ingleses
hasta llegar a las lamaserías. Libros suyos como Magia y misterio en el Tíbet
contribuyeron a alimentar en Occidente la imagen legendaria de un país
inaccesible y misterioso. A través de sus obras se difundió la capacidad de los
monjes tibetanos para entrar en profundos trances, levitar y dominar las
sensaciones corporales, como también la creencia de que podían predecir el
porvenir, virtudes que Hilton atribuye a los lamas de Shangri-La.
En uno
de sus relatos, David-Néel describe cómo un lama se eleva en el aire en forma
que parecía sobrenatural: Pude ver su rostro impasible, perfectamente
tranquilo, con los ojos abiertos y la mirada fija en algún lugar muy elevado.
El hombre no corría, parecía elevarse del suelo y avanzaba a saltos. Sus pasos
tenían la regularidad de un péndulo.
Entre
los antiguos mitos budistas figura un paraíso perdido, conocido como Chang
Shambhala, la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en
armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, ese lugar
maravilloso perdido en el Himalaya se llama Kalapa, mientras la tradición china
lo ubica en los montes Kun Lun. Asimismo, en la antigua Rusia -donde no había
llegado la creencia budista pero se alimentaba de leyendas orientales llevadas
allí por las invasiones tártaras- se hablaba de la legendaria Bielovodye, la
Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos ermitaños de inmensa
sabiduría.
La
existencia de túneles bajo el palacio de Potala en Lhasa se entreteje con otro
mito tibetano cultivado por escritores europeos. En su novela Shambhala, el
espiritista ruso Nikolai Roerich habla de Agharti (deformación de Agharta,
nombre del paraíso subterráneo budista) como del lugar donde estaba Chang
Shambhala, sede del rey del mundo. Según Roerich, Agharti estaba relacionado con
todos los continentes por medio de pasadizos secretos.
Shangri-La
es tan enigmático y evasivo como el mismo Tíbet, donde lo ubicó el novelista
James Hilton. En el valle de la Luna Azul está el mítico reino intemporal de
hombres sapientes y longevos. Un lugar en donde se contempla la salida del Sol
mientras que los hombres del mundo exterior sólo oyen la alarma del reloj que
los reclama para sus urgentes obligaciones.
LA
LEYENDA DE SHAMBALA**
Shambala
no existe en el mundo físico. Existe en un realismo místico donde uno estudia
con el maestro espiritual, quien se ha desarrollado del plano físico Tierra. Es
un lugar donde uno puede aprender tales conocimientos del espíritu, con la
unidad del universo. He visitado Shambala y he estudiado con estos maestros en su
visión remota. Me parecen Orientales. Siempre parecen estar ocupados en sus
estudios.
Shambala,
conocido como el Reino Oculto, es conocido en el Tibet como una comunidad donde
seres perfectos y semiperfectos viven y están guiando la evolución del ser humano.
Shambala es considerado la fuente del Kalachakra, que es la mayor y mas
esotérica rama del misticismo Tibetano.
El buda
predico las enseñanzas del Kalachakra a un conjunto de hombre Santos en el sur
de la India. Mas tarde, las enseñanzas permanecieron ocultas durante 1000 años
hasta que un escolar hindú fue en busca de Shambala y se inicio en las
enseñanzas de un hombre Santo que conoció a lo largo del camino.
El
Kalachakra permanecio en la India hasta que emprendió su camino al Tibet en el
1026. desde entonces el concepto de Shambala ha sido ampliamente conocido en el
Tibet, y los tibetanos han estado estudiando el kalachakra durante los últimos
900 años, aprendiendo su ciencia, practicando su meditación y usando su sistema
de astrología para guiar sus vidas. Como un Tibetano ha preguntado ¿como pudo
Shambala ser la fuente de algo que ha afectado a tantas áreas de la vida
Tibetana durante tanto tiempo y aun no existe?
Los
textos religiosos Tibetanos describen la naturaleza física del terreno místico
con detalle. Se pensaba que parecía como un loto de 8 pétalos porque esta hecho
de 8 regiones, cada una rodeada por un anillo de montañas. En el centro del
anillo mas interno esta Kalapa la capital, y el palacio Kingos, que esta
compuesto de oro, diamantes, coral y gemas preciosas. La capital esta rodeada
de montañas hechas de hielo, que lucen con una luz cristalina.
La
tecnología de Shambala se supone altamente avanzada; el palacio contiene
claraboyas especiales hechas de lentes que sirven como telescopios de alta
potencia para estudiar la vida extraterrestre, y durante cientos de años los
habitantes de Shambala han estado usando coches y aviones que circulan a través
de un sistema de túneles subterráneos. De camino a la luz, los habitantes de
Shambala adquieren tales potenciales de clarividencia, la habilidad de moverse
a grandes velocidades y la habilidad de materializarse y desaparecer
Señales
extrañas en el área donde parece ser Shambala, aportan la evidencia de su
existencia. Los Tibetanos creen que el terreno esta guardado por seres con
poderes sobrehumanos. A principios de los años 1900, un articulo en un
periódico hindú, el Statesman, hablo de un comandante Británico que acampando
en el Himalaya vio un hombre muy alto, vestido de claro, con pelo largo.
Aparentemente,
sintiéndose observado, el hombre salto en la ladera vertical y desapareció.
Para asombro del comandante, los Tibetanos con quienes estaba acampado, no
mostraron sorpresa con esta historia; explicaron al comandante que había visto
uno de los hombres que cuidan de la tierra sagrada.
Un
relato mas detallado de estos guardianes de nieve fue dado por Alexandra
David-Neel, una exploradora que estuvo 14 años en el Tibet. Mientras viajaba a
través del Himalaya vio a un hombre moviéndose con una extraordinaria velocidad
y lo describió como sigue: Pude ver claramente su cara impasiva perfectamente
en calma y grandes ojos abiertos con su mirada fija en un objeto distante
invisible, situado en algún lugar en el espacio, el hombre no corrió, parecía
vivir el mismo del suelo, procedía a saltos. Parecía como si hubiese sido
dotado de la elasticidad de una pelota y rebotaba cada vez que sus pies tocaban
el suelo: Sus pasos tenían la regularidad de un péndulo.
Mientras
que la gente (especialmente los lamas Tibetanos) han estado buscando Shambala
durante siglos, aquellos que vieron el reino a menudo nunca volvieron, porque
han encontrado el país oculto y han permanecido allí o porque han sido
destruidos en el intento. Los textos Tibetanos conteniendo lo que parecen sus
hechos históricos acerca de Shambala, tales como los nombres y fechas de sus
reyes y registros de los acontecimientos correspondientes, ocurridos en el
mundo exterior, dieron a los Tibetanos la razón adicional para creer que el
reino existe.
Los
recientes acontecimientos que parecen corresponder a las predicciones del reino
mítico, añaden fuerza a su creencia. La desintegración del Budismo en el Tibet
y el crecimiento del materialismo en el mundo, emparejado con las guerras y
disturbios del siglo XX, todos se ajustan a la profecía de Shambala
Leyenda
Shambala
es el lugar donde el Rey Sucandra, que vino del Norte de Kashmir, aporto y
desarrollo la practica de Kalachakra, después de haber recibido su poder y
enseñanza en Dhanyakataka. Shambala solo puede ser recibido respetuosamente por
seres con mente pura y contactos Karmicos.
Profecía
de Shambala
La
profecía de Shambala establece que cada uno de sus reyes reinaran durante 100
años, habrá 32, y cuando pase su reinado las condiciones en el mundo exterior
se deterioraran, los hombres se volverán mas bélicos y perseguirán el poder
para su propio bien y una ideología de materialismo se extenderá en la tierra.
Cuando
los bárbaros, quienes siguen esta ideología estén unidos bajo un rey perverso y
crean que no hay nada mas por conquistar, los místicos surgirán para revelar
las montañas de hielo de Shambala. Los bárbaros atacaran Shambala con una
armada enorme, equipadas con armas terribles.
Entonces
el 32º Rey de Shambala, Rudra Cakrin inducirá a un extraño contra los
invasores. En una ultima gran batalla, el rey perverso y sus seguidores serán
destruidos. El Buda profetizo que todos los que recibieron el poder de
Kalachakra volverían a renacer en su mandala.
Kalachakra
Mandalla-Rueda del Tiempo
El
exterior significa relaciones con el universo y todas las ciencias
tradicionales tales como la astronomía, astrología, matemáticas, medicina... El
interior significa relaciones con el cuerpo humano, su estructura interna y
energías sutiles, cuyo desarrollo se debe al yoga y tantras. El significado del
secreto se refiere al ciclo completo del estudio y practica de la meditación
tantrica sobre Kalachakra y sus mandalas.
El
Kalachakra Tantra es visto como la esencia y el corazón de Vajrayana. El primer
rey de Shambala, Sucandra, una emanación de Vajrayana, recurrió a Buda
Sakyamuni para dar lecciones acerca de Kalachakra. En el día de la luna llena
del tercer mes, en la estepa de Dhanyakataka, en el sur de la India, antes de
una reunión de innumerables Budas bodhisattvas, Dakas, Dakinis, Dioses, magos y
yakshas, el Buda se manifestó en forma de Kalachakra, trasmitió el completo
poder y dio enseñanzas sobre este tantra, que pertenece a la clase mas profunda
del tantra.
Cuando
volvió a Shambala, el rey Sucandra construyó un mandala tridimensional de
Kalachakra, se absorbió el mismo en la practica y dio la trasmisión de todo el
ciclo a los habitantes del Reino de Shambala.
espinoso.org
David
Wallenchinsky (**) e Irving Vallace
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