por gret bonic
el enero 17, 2014
Los sabios orientales han alcanzado la perfección
espiritual y se han conectado con su propia esencia divina. Logre usted también
iluminarse espiritualmente y descubra la esencia oculta de la perfección a
través de estos 10 principios que hemos resumido para usted.
En cada persona duerme una poderosa fuerza que le permite
conectarse con su esencia divina. Fueron los orientales los primeros en
desarrollar y dar a conocer las claves para lograrlo.
Esta energía superior y todopoderosa, que en términos del
Yoga -disciplina que busca el desarrollo espiritual humano- llamamos kundalini,
se la representa como a una serpiente enroscada, localizada en la base de la
columna vertebral.
Se dice que yace dormida, y que es capaz de elevarse
hasta un centro energético ubicado en el cráneo. Pero para que kundalini
despierte y entre en actividad, es necesario saber detectar y conducir ese
poder correctamente.
A la iluminación espiritual se accede, entonces, cuando
se domina completamente la kundalini. A este estado se puede llegar por varios
caminos; pero hacerlo implica el dominio completo de la mente, las emociones,
el cuerpo y la energía espiritual.
A continuación, describimos los rasgos que caracterizan a
quienes han alcanzado el estado de iluminación espiritual.
1. Desapego material. Los seres iluminados no están
aferrados -de ninguna manera- a sus pertenencias materiales. Porque no las
necesitan para ser quienes son ni para acceder a una vida distinta gracias a
ellas. Simplemente, utilizan cuanto necesitan para vivir, y pueden llegar a
prescindir de todo, sin que esto signifique ningún trastorno en sus vidas.
2. Desapego emocional. El verdadero amor implica que los
seres que se aman sean totalmente libres; por este motivo, los iluminados no
están apegados a sus seres queridos. No desean aferrarlos, controlarlos, ni
considerarlos una adquisición. El amor de los iluminados no es posesivo, celoso
ni desconfiado; por el contrario, es absolutamente generoso, respetuoso y libre.
Quien alcanza un estado de iluminación no depende de otras personas para vivir,
porque tiene una vida interior lo suficientemente rica como para valerse por sí
mismo.
3. Espontaneidad. Una de las particularidades que dan
cuenta de la presencia de un espíritu iluminado es la sencillez y la
espontaneidad manifiesta en todos los actos de la vida.
La iluminación es un estado que permite a las personas
conectarse con su propia sabiduría interna. Por lo tanto, posibilita actuar
apelando a una certera y aguda intuición; este sexto sentido a flor de piel,
tan propio de los seres iluminados, se manifiesta sin esfuerzo, sin necesidad
de recurrir a complejos procesos mentales.
4. Maestros verdaderos. Las personas iluminadas no
intentan convencer a nadie de sus creencias. No adoctrinan, no indican a nadie
lo que debe hacer, cómo debe actuar o pensar. Respetan los tiempos y las
convicciones de los demás. No son fanáticos, dogmáticos ni autoritarios.
Los iluminados consideran que no existe una sola manera
de concebir la vida, sino que existen tantas formas como personas hay en la
Tierra; y que la misión de cada una de ellas es descubrir cuál es la suya
propia.
5. Coherencia de pensamiento, sentimiento y acto. Todos
los seres humanos solemos enfermarnos -psíquica o físicamente- porque muchas
veces actuamos en contra de lo que pensamos o sentimos. La iluminación es un
estado al que se llega, entre otras cosas, por mantener una perfecta coherencia
entre pensamientos, sentimientos y actos sanos.
6. Ausencia de la importancia personal. Los seres
iluminados no necesitan títulos, honores ni reconocimiento público. No hacen
alarde de sus buenos actos, simplemente predican con el ejemplo. No actúan
correctamente en función de recibir halagos o cariño, es la única manera de
actuar que conocen. Además, no incentivan el culto hacia su persona,
convencidos de que lo único trascendente es el espíritu que poseen y no la
forma corporal que -temporalmente- encarnan.
7. Pureza. Los hábitos sanos son esenciales para llegar a
la iluminación; el dominio completo del cuerpo físico es el primer escalón que
permite al hombre dominar absolutamente su campo emocional y mental.
8. Concentración y observación. Para los seres iluminados
no existen las metas imposibles. No están aferrados a las dificultades, sólo
son capaces de ver las soluciones.
La concentración y la profunda observación del mundo
circundante es la clave para alcanzar esta condición. La iluminación permite
entender todo, comprender todo. El ser iluminado privilegia la búsqueda de la
verdad y el conocimiento, por eso no se aferra a conceptos establecidos;
investiga y comprueba todo por sí mismo.
9. Capacidades extra sensoriales. El dominio total de las
capacidades físicas, emocionales y mentales, como se ha dicho, es condición de
la iluminación. El tercer ojo, la capacidad de adelantarse al futuro o
comunicarse con la mente, fluyen sin ningún esfuerzo en los iluminados. No
deben esforzarse por despertarlos, simplemente los dominan como consecuencia de
saberse y comportarse como seres espirituales.
10. Felicidad. La iluminación genera un estado de
profunda felicidad. Pero no se trata de una dicha pasajera, de un bienestar
atado a las pasiones ni a los logros materiales. Se trata de un estado
permanente, profundo e inmutable, que concluye en la felicidad del
espíritu.
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