viernes, 28 de marzo de 2014

ORACIÓN DEL JUSTO JUEZ


¡OH! Divino y Justo Juez, hacedor de cielo y tierra, protector universal donde todo bien se encierra, Rey de Reyes, sin igual juez de suprema virtud que a las almas dais salud con tu poder paternal. ¡Oh! Señor redentor mío salvador del universo, por vuestro infinito amor defiéndeme del adverso, vos me guiaréis; sois mi luz, mi protector y mi gloria vuestro infinito amor. Defiéndeme en toda hora ¡Oh! Señor omnipotente clementísimo Jesús, mándame una buena muerte por la que tú padeciste y tormentos que sufriste clavado en la santa cruz. Prepárame un santo, padre, igual al que convirtió a tus amados apóstoles Santo Tomas y San Pablo; líbranos como libraste a Santa María Magdalena y otras Vírgenes varias, haz que mi vida sea buena sin ser de obras temerarias, favoréceme de cuestas, de caminos peligrosos, de las crueles prisiones, de los ríos caudalosos, de todos mis enemigos perturbación de demonios; de ladrones, malas lenguas y de falsos testimonios, líbrame oh supremos ser de caer en pecado mortal, pues este es el mayor mal que en este mundo puede haber. Haz que mis enemigos no tengan ningún poder, sean visibles o invisibles; que nunca me puedan vencer, no me hayan no me hayan de ver sus ojos ni de alcanzarme sus pies, no me toquen con sus manos y puesto que eres mi juez, haz que no me hablen blasfemias y si quisieran herirme se hagan pedazos sus lanzas; que se roten los sables, que se doblen los cuchillos; armas de fuego no disparen.

A vos señor, os suplico que ningún enemigo mío tenga que dañarme a mi. Que ninguno tenga algún poder sobre mi, solamente Tu Señor… porque tú eres mi Juez, mi Padre, mi Redentor. Tenedme vos escondido con esa llaga sagrada de Tu Divino Costado y en aquel velo sagrado del Santísimo Sacramento, os suplico Padre amado que sea mi cuerpo  cubierto, que no sea herido,  ni muerto, ni preso, ni cautivo, ni puesto en las manos de ningún enemigo. Sean mis enemigos vencidos.

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