viernes, 30 de octubre de 2015

Los siete principios de la filosofía Huna


 
La filosofía huna es una filosofía muy antigua de la Polinesia. Es una filosofía práctica de la vida, que estaba implícita en la cultura  y en muchas de las disciplinas que allí se practicaban, entre ellas, el chamanismo. La palabra Huna tiene diversos significados. En este contexto quiere decir básicamente oculto o secreto, en el sentido de algo que no podemos ver a  simple vista. Serge Kahili King, chamán y psicólogo norteamericano ha contribuido enormemente a explicitar en términos actuales esta filosofía y a difundirla en su país y en otros países del mundo. Es una filosofía que a mí entender expresa en forma clara, simple y explícita conceptos o verdades universales. Postula siete principios que pueden ser considerados herramientas conceptuales y prácticas para:
Organizar nuestra experiencia de la realidad
Transformar nuestra experiencia de la realidad
Crecer y desarrollar nuestro potencial
Lograr metas u objetivos de toda índole
Generar mayor bienestar, armonía, confianza y poder en nuestra vida
Los principios están expresados en forma clara y simple y pueden ser aplicados a cualquier aspecto de la experiencia humana. Algunas personas asocian lo simple con lo superficial y lo complicado con lo profundo pero dicha asociación en general no es válida y menos aún en este caso. Los principios del huna son también muy profundos. Cada principio es un enunciado del que se pueden desprender diferentes sentidos. Cada sentido tiene a su vez una serie de implicaciones de orden práctico y filosófico cuya comprensión y aplicación nos lleva a niveles cada vez más profundos de transformación.
Al mismo tiempo generalmente son difíciles de aplicar. Como ocurre con cualquier aprendizaje, lo más difícil suele ser crear el hábito, o sea la práctica y ejercitación. En general, la mayor dificultad está en recordarlos y utilizarlos sistemáticamente y seguir haciéndolo aun cuando no siempre se registren resultados inmediatos al hacerlo.
Si bien cada principio es una herramienta efectiva en sí misma es al mismo tiempo parte de un conjunto que le da sentido. Por lo tanto, cuando se selecciona algún principio en particular para trabajar sobre una situación determinada, resulta conveniente utilizarlo teniendo en cuenta el conjunto del que forma parte:

1. El mundo es lo que uno piensa que es.

El pensar está tomado aquí en un sentido amplio, en el que están incluidos las ideas, creencias, convicciones, supuestos e imágenes mentales, tanto en su aspecto consciente como inconsciente. Este principio sostiene básicamente que nuestros pensamientos contribuyen a generar nuestra experiencia de la realidad.
Dicho principio se puede entender en un nivel más literal y en otro más metafísico o esotérico. Desde un punto de vista más literal lo que asevera es que no son los hechos los que determinan nuestra experiencia de la realidad, sino las ideas, juicios e interpretaciones acerca de ellos. Por ejemplo, lograr un ascenso en el trabajo es un hecho. Este hecho cambia nuestra realidad, pero el cambio depende no sólo del hecho, sino de nuestras creencias (conscientes e inconscientes) respecto del mismo. Si pensamos por ejemplo, que somos aptos para el nuevo empleo, que éste es merecido y favorable a nuestro crecimiento, tendremos un tipo particular de experiencia. Si pensamos en cambio, que el nuevo puesto implica demasiada responsabilidad, que no estamos capacitados para él o que otra persona está más preparada que nosotros para esa función, nuestra experiencia será muy diferente.
En un nivel menos evidente lo que afirma este principio es que fueron también nuestras creencias y convicciones las que contribuyeron al ascenso. Decimos contribuyeron porque nosotros no controlamos la realidad. La realidad es el resultado de la confluencia de infinidad de variables. Nuestras creencias pueden favorecer o no el ascenso, no pueden determinar que suceda en un momento y lugar determinados. La imagen que tenemos de nosotros mismos, las creencias respecto de cómo somos y de cuáles son nuestros talentos, defectos y posibilidades en la vida abrirán algunos caminos y cerrarán otros, facilitarán ciertos logros y no otros. En relación al ejemplo del ascenso, podríamos decir que si en líneas generales creemos que podemos lograr mejores posiciones laborales, es más factible que las logremos. No podemos forzar un ascenso, pero si podemos crear condiciones para lograr de alguna manera un puesto mejor en algún momento.
Desde una perspectiva más metafísica y esotérica, la aseveración subyacente a este principio es que los pensamientos son energía electromagnética. Los pensamientos son una forma muy sutil de materia, son energía. Esta energía tiene la capacidad de atraer circunstancias, a la manera de un imán, y de cristalizarse en lo que llamamos realidad objetiva. Qué quiere decir esto? que la energía de los pensamientos, cuando tiene suficiente fuerza o carga energética crea formas. Crea lo que somos y nuestras circunstancias. Si tomamos nuevamente el ejemplo del ascenso, podríamos decir que una fuerte convicción respecto de que lograremos un mejor puesto puede atraer concretamente esta posibilidad de diferentes maneras. Quizás vemos casualmente un aviso en el diario, cuando no solemos leer ese diario, o un amigo nos llama para darnos esa información, o alguien nos ofrece una conexión inesperada. El pensamiento “estoy convencido de que puedo encontrar un trabajo mejor” se manifiesta concretamente en una cadena de acontecimientos que pueden concluir en la oferta de un mejor trabajo.
Una vez más, esto no quiere decir que individualmente podemos concretar todo lo que queremos en cada momento. Para generar la energía suficiente para que algo se manifieste muchas veces necesitamos que todo un grupo humano o comunidad piense en la misma dirección. Para llegar a la Luna, por ejemplo, fue necesario esperar a que mucha gente lo creyera posible. Mucho antes de que comenzaran los preparativos concretos para esta travesía había sido sólo una fantasía de algunos, pero pudo concretarse cuando muchos la creyeron posible.
Cuando tienen la fuerza necesaria nuestros pensamientos producen efectos en nuestro cuerpo, en nuestra salud, en nuestra relación con nosotros mismos y con otros. Pueden también manifestar nuestros deseos, metas y proyectos. Los pensamientos operan como co-creadores de nuestra realidad. En líneas generales, pensamientos saludables crean condiciones físicas saludables, pensamientos armoniosos generan relaciones armoniosas, creencias de prosperidad generan prosperidad.
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Foto del perfil de Graciela Luz UrielFoto del perfil de Joanna krystyna

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