La verdad sobre la trayectoria de María
Magdalena
Maestros Ascendidos – La Verdad sobre la
Trayectoria de María Magdalena. por María Magdalena y Natalie Glasson
| agosto 23, 2016
| Posted In:
05-08-2016
Natalie: Recientemente
tuve la oportunidad de visitar la Gruta “Grotte de la Sainte Baume”, que es una
cueva en el sur de Francia donde se dice que María Magdalena pasó una gran
parte de su tiempo después de la Crucifixión, la Resurrección, y la Ascensión
de Jesús.
La cueva se encuentra en la ladera de una
montaña, y toma aproximadamente 45 minutos de caminata por una pendiente cuesta
a través de gloriosos y seductores bosques para llegar a este lugar sagrado.
Antes de entrar a la cueva empecé a
comunicarme con María Magdalena para descubrir el propósito de mi visita y la
razón por la cual estaba siendo guiada a visitar la Gruta.
A continuación está lo que recibí,
información que María Magdalena quería compartir, no sólo conmigo sino con
todos.
María Magdalena: Es un honor conectarme contigo, y bañarte en las vibraciones de la Diosa
Divina y la Diosa Isis.
Inclusive de niña yo llevaba el símbolo de
la Serpiente Dorada. Un símbolo de que estaba siendo iniciada en las enseñanzas
del Femenino Divino y la Diosa Isis.
Yo era y sigo siendo una Alta Sacerdotisa
de la Diosa Isis, dedicada al poder, la magia, y el más puro amor de la Diosa
sagrada.
Mi entrenamiento allanó el camino para mi
unión con Jesús, y me preparó para continuar las enseñanzas compartidas con
ambos, tanto con Jesús como conmigo tras la ascensión.
Las enseñanzas que Jesús compartió nacieron
del amor y fueron dadas con amor; ellas representaron la unión de las
vibraciones masculina y femenina del Creador en armonía y unidad, despertando
lo mismo dentro de todos.
Durante los tiempos en que Jesús compartió
sus enseñanzas yo recibí también las mismas bajadas de energía e inspiración.
Como una representante del Femenino Divino,
yo actué como un ancla, asentando la energía
sagrada en la Tierra y la conciencia de la humanidad.
Después de la ascensión de Jesús fui guiada
a seguir compartiendo las detalladas enseñanzas y prácticas de sanación que
había recibido de otros.
Uno de mis propósitos principales en ese
tiempo era compartir la sabiduría con quienes estaban dedicados a la Diosa pues
ellos retendrían la pureza de las enseñanzas al tiempo que las preservarían
para las generaciones venideras.
Las directivas divinas y tareas que me dió
el Creador me parecían infinitas en ese tiempo.
Debía desarrollar la presencia de la Diosa
en mucha gente a fin de que esta energía pudiera continuar nutriendo al mundo y
las enseñanzas de Jesús, así como sanar parte de la devastación que ocurrió en
la humanidad debido al malentendido cuando Jesús dejó la Tierra.
Yo debía distribuir los códigos, patrones y
sanaciones energéticos, así como los pergaminos físicos, objetos, herramientas
y cristales de valor espiritual en ciertos lugares sagrados.
Mi propósito era el de apoyar la
preservación y continuación de la sanación y despertar que Jesús había
iniciado.
Yo tenía un rol hermoso, un rol que sanaba
a diario mi dolor de corazón por haber perdido físicamente a Jesús, aún cuando
entendía la verdad del asunto.
Este rol me alentaba a estar determinada a
lograr las labores que el Creador Divino me había dado, al tiempo que llenaba
mis días con diversión, amor y risas.
En mi opinión, ése es el rol más sagrado de
una mujer. Se me dió el obsequio de ser una madre.
Sara fue la creación del Creador Divino
para personificar mis energías como María Magdalena y las vibraciones sagradas
de Jesús; ella fue realmente la imagen de nuestra unión de más modos de los que
parecen posibles.
Un regalo sagrado para la Tierra y para mí.
Ella tenía varios nombres, el Cáliz Dorado, la Serpiente Dorada, y la Unión de
la Divinidad Manifestada, entre otros.
Nuestro destino, de Sara y mío, junto con
unas pocas hermanas de la Luz, era Francia.
Nuestro propósito al llegar al sur de
Francia era empezar el proceso de distribuir los muchos pergaminos físicos,
herramientas y patrones energéticos sagrados que habían sido dejados en
posesión nuestra, Habían de darse a gente específica y ser escondidos e ciertos
sitios para que estuvieran a salvo.
Fuimos recibidos y apoyados por los
miembros del Templo de la Diosa Isis dedicados al Femenino Divino.
Estas mujeres de una profunda belleza
interior apoyaron nuestra misión y nos condujeron más tarde a un santuario
cerca de su templo.
Nuestro santuario era una cueva/gruta en el
sur de Francia conocida como la “Grotte de la St Baume.”
Sara teníe tres años de edad cuando
llegamos a nuestro nuevo hogar, que era un refugio y escondite para nosotros
donde yo pudiera continuar enseñando.
Natalie: Durante
el tiempo en que estuve en la cueva la presencia de María Magdalena fue muy
fuerte, aún cuando esta área, al igual que una iglesia, ha sido vigilada por
muchos años por los monjes.
Las vibraciones del Femenino Divino siguen
estando presentes en su energía.
Al aparecerse María Magdalena en mi Tercer
Ojo ante mí, fue Sara a quien ella empujó frente a mí.
A mí me pareció que Sara tenía unos doce
años cuando María Magdalena la trajo a mi conciencia.
María Magdalena deseaba que Sara
compartiera algunas de sus perspicacias durante su vida en la cueva.
Yo nunca me había encontrado con Sara
antes, así que ésta era una nueva experiencia para mí.
Sara compartió algunas visiones conmigo. La
primera fue una procesión de mujeres vestidas en blanco, portando la marca de
la serpiente dorada, caminando a través del bosque hasta la cueva.
Sara me dijo que ellas venían a diario a
visitarlas, trayendo alimentos y cualquier cosa que ellas necesitaban.
Dijo que disfrutaba de sus visitas pues
algunas de las iniciantes del Templo de la Diosa Isis eran de una edad similar
a la suya, o más jóvenes aún, por lo que ella tenía tiempo para platicar con
ellas antes de la ceremonia diaria conducida por María Magdalena.
Me dijo que le encantaba correr por el
bosque con sus amigas; ellas tampoco sabían bien realmente cómo era el mundo
externo.
Sin embargo, ellas disfrutaba compartiendo
historias de sus experiencias en su plano interno.
Sara compartió que ella disfrutaba también
la ceremonia diaria conducida en la cueva pues esto le permitía ver a su madre
en su trabajo, ver el poder, la gracia y la sabiduría que ella exudaba.
La segunda visión que Sara compartió
conmigo fue una sobre sí misma durante la noche, envuelta en los abrazos de su
madre dentro de la cueva al tiempo que su madre compartía con ella sus
recuerdos de Jesús.
Ella pedía a su madre que compartiera
cualquier cosa que ella supiera sobre su padre, desde su nacimiento hasta su
ascensión.
Dijo que le encantaban estos momentos en
especial, pues durante esos momentos íntimos que ella compartía con su madre su
padre se aparecía a veces en forma energética en la cueva para pasar un tiempo
con ellas. Sara me dijo que ella disfrutaba viviendo en la cueva porque tenía
todo lo que necesitaba.
Yo creo que el compartir de María Magdalena
con Sara sobre la vida de Jesús era su modo de guiarla a través de sus propias
iniciaciones y de prepararla para su vida adulta.
María Magdalena: Después de quince años, cuando Sara tenía diez-y-ocho años, supe que era
tiempo de apoyarla en la siguiente etapa de su vida.
Yo supe desde el momento en que llegamos a
la cueva que en el lapso de quince años Sara y yo dejaríamos la seguridad de la
cueva y viajaríamos a una Comunidad Sagrada de Druidas en Inglaterra.
Nuestra destinación es conocida actualmente
como Glastonbury.
Yo sabía que su propósito era casarse y
permanecer con la Comunidad de Druidas, por lo que nuestro viaje a Inglaterra
era tanto excitante como doloroso pues sabía que yo regresaría a Francia sin
ella.
No pasó mucho tiempo para que Sara se
enamorara y casara con un ser que le era muy familiar, un ser con el que había
viajado muchas vidas.
Ellos tuvieron muchos niños y una vida muy
feliz. Sara asumió el papel de compartir las enseñanzas del amor que su padre y
yo misma le habíamos pasado.
Sus poderes sanadores eran
extraordinariamente hermosos.
Ella pasó cincuenta años en Glastonbury.
A la edad de sesenta-y-ocho años viajó a
Escocia, donde vivió por el resto de su vida hasta que pasó al otro lado cuando
tenía alrededor de ochenta años.
Yo, María Magdalena, regresé al sur de
Francia y viví mis días en el Templo de la Diosa Isis con las mujeres que
habían cuidado de Sara y mí por quince años.
Yo ya no tenía que vivir en una cueva para
proteger a mi hija y asegurar que estaba a salvo, por lo que disfruté de mi
tiempo rodeada de los hermosos seres del templo.
Yo visitaba la cueva de vez en cuando,
cuando sentía que Jesús deseaba aparecerse a mí y compartir un tiempo conmigo.
Viajé un poco por Francia; sin embargo,
había completado mis tareas que el Creador Divino me había dado por lo que
podía pasar mucho tiempo en tranquilidad y solitud, reviviendo a veces mis
recuerdos, y otras veces en profunda comunicación con el Creador.
Ascendí dejando mi cuerpo atrás cuando
tenía alrededor de cien años de edad.
Deseaba compartir la verdad de mi trayecto
tras la ascensión de Jesús para que podamos conectarnos a un nivel más profundo
y para que puedas accesar más de la verdad de mi existencia y mi ser.
Soy María Magdalena
Gracias.
Fuente Original: Sacred School of OmNa
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