Nutrición Sana y Consciente
Recordemos que nuestro cuerpo físico es
nuestro mayor maestro, por tanto con nuestro alimento tenemos la capacidad de
honrarlo, limpiarlo, equilibrarlo y sanarlo.
Un cuerpo sano es el reflejo de una
alimentación sana y consciente, y esto se logra consumiendo en lo posible
alimentos naturales que no han sido manipulados por el hombre, o reduciendo su
consumo al mínimo.
Al iniciar el proceso de nutrición
consciente debemos tener en cuenta que las células y por ende, la sangre se
toman 120 días para regenerarse, por tanto los cambios de hábitos que realices
deben estar vigentes por este lapso de tiempo, para ver un cambio
significativo.
Honrando la composición de tu cuerpo, la
cual es de un 70% a un 80% de agua, es fundamental que tu día a día tenga un
aporte significativo de agua “sana”. La mayoría de las aguas a las que
tenemos acceso, incluida el agua de la llave, tienen elementos que son nocivos
para nuestra salud, como lo es el cloro y el flúor y no cuentan con los
minerales adecuados para nuestro cuerpo físico por los diferentes tratamientos
que se les hacen y por la contaminación ambiental.
Te sugerimos que tomes un agua de mayor
calidad, sin cloro y con los nutrientes necesarios para tu bienestar; que son
tratadas para que sean alcalinas (con un PH mayor a 7) e ionizadas para ayudar
a eliminar la mayor cantidad de radicales libres. Actualmente tenemos un
agua que tiene un PH del 9 (la más alcalina del mercado, para mayor
información visitanos o llámanos al 3099688).
Para un nutrición óptima que te genere
equilibrio a todo nivel el ideal es hacer 6 comidas al día: Desayuna,
medias nueves, almuerzo, onces, cena y antes de acostarte un pequeña merienda.
Evita consumir líquidos con las comidas, ya
que estos diluyen las enzimas dificultando el proceso de digestión.
Debemos tener en cuenta que los vegetales y
las frutas que consumimos ya no tienen la misma salubridad por la contaminación
de los suelos, los fertilizantes y los insecticidas químicos que alteran la
estructura y las propiedades naturales de los mismos; es por esto, que el ideal
es que todos los vegetales y las frutas que consumamos sean productos
orgánicos. De esta manera, estamos garantizando que los químicos
utilizados hoy en día en la mayoría de cultivos no ingresen a contaminar
nuestra célula, nuestra sangre y por ende, todo nuestro cuerpo.
Un hábito que nos sana es el consumo de
extractos, ya que estos entran directamente a la sangre y su proceso de
absorción es inmediato. Para que el extracto sea de una alta calidad
recuerda que se debe hacer con productos orgánicos y en un extractor de torque
y no centrífugo, en lo posible; ya que el de torque no desperdicia elementos y
nutrientes de los alimentos al procesarlos y el centrifugo, disminuye la
calidad de los nutrientes en una pequeña proporción. Dejando un lapso
corto de tiempo entre el agua tibia que nos tomamos al levantar el ideal es
tomar un extracto verde para llenarnos de vitalidad.
El extracto verde lo puedes hacer mezclando
vegetales verdes, como lechuga, espinaca, pepino cohombro, cilantro,
perejil, apio, zanahoria, una manzana de agua, uno o dos
centímetros de jengibre y el jugo de un limón, estos dos últimos ingredientes
úsalos al gusto para darle un sabor agradable a tu extracto.
Procura disminuir el consumo de lacteos
animales y reemplazalos por lacteos vegetales como la leche de almendras.
Debes evitar al máximo el consumo de
proteína animal, en caso de requerirlo disminuirlo al 10 o 15% de nuestros
alimentos, evita el consumo de carne roja y carne de cerdo. En caso de
consumir pollo que este sea orgánico ya que es libre de hormonas que alteran tu
sistema. Si vas a consumir pescado procura que sea de mar y consumelo con
cautela por el alto nivel de mercurio.
La proteína animal tiene los siguientes
efectos en nuestro organismo:
Eleva el nivel de las grasas trans, las
cuales aumentan nuestro colesterol afectando todo el sistema caridiovascular.
Sobrecargan nuestro
organismo, en especial el hígado y los riñones, ya que deben aumentar su
trabajo para lograr desechar las sustancias de deshecho como son el amoníaco,
la urea o el ácido úrico, que producen.
Disminuye el nivel de
calcio en nuestro organismo, ya que este debe ser tomado de los huesos y los
dientes para apoyar su proceso de digestión, el cual no se logra hacer completo
generando un alto nivel de radicales libres y toxinas en nuestro sistema.
En exceso
dificulta la absorción del calcio, por el exceso de fósforo que genera,
lo cual incrementan el riesgo de osteoporosis.
Acidifica nuestra
sangre
Programa tu alimentación para que por lo
menos tres días a la semana no consumas proteína animal eliminando la carne de
res y la de cerdo, limita el consumo de proteína animal de preferencia al
pescado y menor proporción el pollo orgánico, lo puedes reemplazar por proteína
vegetal como la quinua, el amaranto y los granos (lentejas, frijol, garbanzo,
etc) unidos al arroz integral. Recuerda que puedes consumir hamburguesas
de lentejas, falafel, nuggets de vegetales y demás productos que reemplazan la
proteína animal y son de fácil preparación.
Evita consumir azúcar y la fructuosa, si lo
requieres puedes endulzar con stevia o dátiles; por tanto, debes evitar todos
los productos marcados como light o de dieta a no ser que especifiquen
endulzados con stevia.
Así mismo, consume productos libres de
Gluten, en el mercado ya se encuentran disponibles. Ya que el gluten
afecta nuestro sistema digestivo y evita que los nutrientes puedan ser
absorbidos adecuadamente. El gluten es una proteína encontrada en el
trigo, el centeno, la cebada y todos los alimentos que son hechos con estos
granos; por tanto la gran mayoría de alimentos que consumimos tienen gluten,
por ejemplo, los panes, productos de repostería, pastas, harinas de trigo,
salsas, cubos concentrados para caldos, etc.
Consume tus alimentos con sal marina o con
otras sales diferentes a la sal de mesa, ya que al ser refinada pierde el
magnesio, el yodo y otros minerales, le adicionan yoduro de potasio y destroza,
es alta en sodio, lo que la hace nociva para nuestra salud. Mientras, por
ejemplo, la sal marina tiene el mayor concentrado de minerales naturales y
oligoelementos que nuestro cuerpo requiere, en cantidades equilibradas
equilibra la tensión arterial, la contracción y expansión de nuestros músculos,
el sistema nervioso, las glándulas suprarrenales, la formación ósea y dental,
activa la producción de enzima, entre otras.
Cambia la mantequilla por el Ghee, el cual
puedes usar en el pan y para cocinar, recuerda que el aceita de oliva no se
puede calentar porque pierde sus propiedades; puedes cocinar con aceite de coco
a altas temperaturas o de ajonjoli o aguacate a temperatura baja.
Entre las comidas principales, teniendo en
cuenta que debes comer cada tres horas, consume semillas (almendras, girasol,
amaranto, nuez del brasil, avellanas y pistachos) y mezclalas con arándanos,
albaricoques, coco u otros frutos secos.
Una alimentación sana y consiente este dada
en un 85 a 90% por alimentos vegetales, de los cuales las dos terceras partes
deben ser granos integrales y leguminosas, y la tercera parte de vegetales
verdes y amarillos. De un 5 a 10% por frutas y semillas, recordando que es más
sano la fruta que el jugo; y de ser necesario, máximo el 10% de proteína
animal, la cual no deberíamos consumir y la podemos remplazar por
proteína vegetal.
Otro factor importante en el momento de
elegir los alimentos que consumes es el nivel de alcalinidad de los mismos,
teniendo en cuenta que para que tu sangre este sana y en equilibrio debe
mantener un pH de 7,365 y es indispensable una sangre sana para un cuerpo
sano. Por tanto, elegir con consciencia alimentos alcalinos (cuyo pH sea
mayor a 7) y disminuir el consumo de alimentos ácidos (cuyo pH sea menor a 7) y
evitar los altamente acidificantes, te permitirá tener una sangre sana y llena
de vitalidad, para que tus órganos y todo tu sistema se equilibre y fluya
armónicamente, retornando a tu peso natural.
Si deseas una guía más clara de la
alimentación consciente te invitamos a consultar nuestro libro Activa tu Don de Sanación
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