CONTRATOS (FAMILIARES):
CODIGOS QUE NOS IMPIDE SER LO QUE SOMOS
la-danza-de-la-realidad-alejandro-jodorowsky
Son
una especie de “códigos” que están situados en lo más profundo de nuestras
mentes en forma de creencias y de todo tipo de inhibiciones que nos paralizan.
Cuenta
Marianne Costa que en un momento de su vida escribió en un papel de pergamino:
“soy una fracasada”. Después lo firmó con una gota de su sangre y lo enterró.
En ese lugar plantó una bella flor y empezó a diseñar su realidad liberada de
esa maldición. (Es un acto psicomágico, donde nos liberamos de esos códigos que
recibimos de nuestra familia)
Un contrato es un acuerdo entre dos partes que se
comprometen a dar algo y a recibir algo a cambio. Pero no todos los contratos
están sobre papel, ni siquiera son verbalizados, ni tampoco todos están en el
plano de la consciencia. Más aún, como en el caso del nombre, hay contratos que
aceptamos en desigualdad de condiciones porque se “sellan” en la más tierna
infancia: el niño intuye que el incumplimiento implica no ser querido, lo que
significa la muerte. Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de
obedecer cuando la amenaza es ser expulsado del clan.
Estos contratos pueden
afectar a nuestros cuatro egos:
Ejemplos de contratos intelectuales:
Muchas de las
creencias que tenemos son contratos que mantenemos con nuestro árbol
genealógico, ideas que se nos han transmitido desde nuestros bisabuelos y que
no podemos cuestionar. (Debemos deshacernos de cualquier creencia que no sea
bella y útil)
a) “Serás abogado, como los hombres de provecho de esta familia”
(En
árboles donde el artista es considerado como un muerto de hambre, que en
realidad no sabe hacer nada)
b) “En esta casa se habla cristiano”
(No me salgas
con querer estudiar lenguas…sólo hay que hablar una lengua: la materna)
c)
“Eres torpe como tu madre”
(Una profecía que actúa como una maldición que acaba
cumpliéndose)
d) “En la vida debemos dejar las cosas igual que nos las hemos
encontrado”
(Señal de que el árbol se ha estancado…)
e) “Un hijo nunca debe
superar a un padre”
(Una locura absoluta que se conecta con la neurosis de
fracaso)
Los contratos intelectuales son como las “ideas irracionales” que
describe Albert Ellis, raíces de nuestras emociones perturbadas y
comportamientos desajustados.
La psicogenealogía conecta con su famosa y en
muchos casos efectiva RET (Terapia Racional Emotiva), en el sentido que la
familia configura un esquema de creencias tóxicas que nosotros adoptamos por
lealtad a ella y que se mueven en cuatro ejes fundamentales:
*Si no tienes lo
que necesitas, te mueres. (“Si mi novio me deja, me muero”)
La herencia tóxica
es confundir la necesidad con el deseo. Si no tienes alimento, te mueres, pero
si deseas a tu novio y no lo tienes, sigues viviendo…
*Esto es horrible (“Es
horrible que tenga que cancelar mis vacaciones”)
Se juzga en exceso. No hay
nada categóricamente malo o bueno. Hay hechos que nos causan más o menos dolor.
Si ordenamos los hechos dolorosos de 0 a 10 y en el 10 ponemos la muerte de un
ser querido, ¿cómo valoraremos cancelar una vacaciones?
*No lo soporto (“No
soporto la soledad”)
Hay situaciones que matan, son insoportables. Creer que
algo es el límite entre la vida y la muerte nos hace sentirnos agonizantes cada
vez que eso sucede. Eso lleva a preferir un desastre de relación amorosa, la
soledad está prohibida por el árbol, porque es acercarse a la muerte.
*Si
sucede algo malo es que hay un culpable y tiene que ser condenado. La familia
nos enseña a juzgar y buscar culpables en los que descargar la responsabilidad
de lo que pase, o a culparnos a nosotros mismos. Los acontecimientos no son una
confluencia de factores, nada tiene una única causa. Si nos sentimos culpables
de algo, la mejor medicina es una fórmula con tres elementos: la aceptación, la
reparación y el aprendizaje de lo sucedido para evitar en lo posible repetir el
mismo error en el futuro.
Ejemplos de contratos emocionales:
Suelen venir en
formato de inhibiciones emocionales. Muy asociados a los niveles de consciencia
infantiles…
a) “No crezcas”
(Si se hace mayor un día abandonará a sus padres.
Esta orden lo mantendrá con una edad emocional de 10 años para el resto de su
vida)
b) “Aquí somos del Madrid”
(Desde el primer mes de vida el niño es socio
del club. Cuando crece no tiene alternativa, si no le gusta el fútbol o no es
madridista, será considerado un traidor o un enfermo)
c) “No seas tonto y no te
hagas novia”
(Quédate con la madre…ella no te defraudará)
e) La pareja es para
toda la vida
(Nadie se ha divorciado jamás, en nuestra familia todos somos muy
católicos)
Los contratos emocionales nos atan con fuerza al pasado y fomentan
las relaciones basadas en la dependencia emocional. Disolver estos contratos es
abrir al fin la puerta a la libertad de amar con un nivel de consciencia
superior.
Ejemplos de contratos libidinales:
Aquí están todas las inhibiciones
creativas y sexuales
a) “El teatro-la pintura-la música, son una pérdida de
tiempo”
(Es como decir que no debes dedicarte a cosas que no son de provecho…)
b)
“Esta relación no te conviene”
(Podríamos preguntarnos: ¿a quién no le conviene
en realidad?)
c) “Te casarás a los 25 años y a los 26 llegará la única hija”
Este
podría ser un contrato inconsciente que se repite de generación en generación.
Un proyecto que el árbol tiene para nosotros
d)”La mujer que expresa deseo
sexual es una fulana”
(Si el sexo de la mujer es sólo un instrumento de
procreación, se le prohíbe gozar con su energía libidinal y a la postre de la
creación y de la vida).
La prohibición de la homosexualidad y de prácticas
sexuales no existentes en el repertorio del árbol, también son contratos que al
incumplirlos nos bloquean la libido o nos sentimos culpables y merecedores de
castigos si “nos salimos del tiesto”.
Ejemplos de contratos
materiales-corporales-económicos:
Las inhibiciones económicas. Es necesario que
encontremos los elementos que permitan separarnos de la violencia, del miedo y
de la culpabilidad…
a) “Eres idéntico a tu abuelo”
(Y con ello uno de los
linajes toma posesión del hijo)
b) “No toques los botones que los romperás”
(Cuando
no te dejan tocar nada es porque no tienes espacio)
c) “El dinero es el pecado”
(Si
nos hacen creer que el dinero es sucio, nos generará mucha culpabilidad
ganarlo)
d) “El que arriesga pierde”, “Más vale pájaro en mano que ciento
volando”, “Más vale malo conocido que bueno por conocer”…
(Salir del territorio es una deslealtad imperdonable y
tenemos un miedo ancestral a no volver a ser admitidos en el clan).
Todo esto
insta a:
- acomodarse con una pareja que ya no aporta nada,
- un trabajo
insatisfactorio,
- una casa que no es un hogar y también a una ciudad, un
banco, un grupo de amigos etc.
Instalados en un territorio para siempre, porque
nos han enseñado que arriesgarse es perderlo todo, en lugar de impulsarnos a
seguir nuestros deseos como sabio camino de transformación.
Los contratos se
cumplen por lealtad, pero también por temor a las consecuencias. Digamos que
hay un miedo a ser castigados, a que se cumplan esas predicciones
(maldiciones): “Si te divorcias, te mirarán mal”, “si te haces artista, vivirás
en la pobreza”. Un acto psicomágico para sanar este tipo de miedo al
incumplimiento a lo que los padres ordenaron, consistiría en realizar metafóricamente
la predicción, escenificándola delante de ellos.
Alejandro Jodorowsky nos dice
en sus 10 recetas para ser feliz, “no hay alivio mas grande que comenzar a ser
lo que en realidad somos. Desde la infancia nos imponen destinos ajenos. Es
conveniente recordar que no estamos en el mundo para realizar los sueños de
nuestros padres, sino los propios
Tomado de Comunidad Internacional Dragón
Rojo
Gracias
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