Ejercicio de
clarividencia.
Capacidad para percibir o visualizar
objetos y acontecimientos situados fuera del alcance de la visión normal.
La clarividencia es una forma de percepción
extrasensorial que engloba cualquier capacidad para obtener información al
margen de los sentidos (véase órganos sensoriales). Según la creencia, este
fenómeno se produce cuando una persona dotada de poderes especiales ‚el médium‚
entra en un estado de trance que le permite ofrecer una descripción de los
objetos o sucesos que acuden a su mente. Sin embargo, la mayoría de los
científicos niegan que la clarividencia se ajuste a las leyes físicas o
psíquicas.
Las personas que creen en la clarividencia
ofrecen distintas interpretaciones para explicar este fenómeno. Algunos
mantienen que el médium recibe sus visiones al entrar en contacto con los
espíritus. Otros afirman que se produce por telepatía, capacidad para
transmitir un mensaje por medio de la mente. Por último, sostienen que los
médiums obtienen esta información porque poseen una cualidad especial, sin que intervengan
en ello otras personas o espíritus.
Es muy difícil tratar el fenómeno de la
clarividencia sin hacer referencia al Plano Astral, porque a dicho plano
pertenece.
Como también es muy difícil explicar el
plano astral prescindiendo la idea de la reencarnación.
Se puede decir que el plano astral
comprende todos los planos superiores al físico e inferiores al espiritual.
Donde un plano es más bien un estado de consciencia que un sitio o lugar, por
lo que diferentes estados de consciencia pueden residir en el mismo lugar.
En el plano astral es donde funcionan los
cuerpos astrales encarnados de quienes han desarrollado el arte del viaje
astral.
Tal como sucede en la tierra, todos los
planos astrales poseen protectores espirituales procedentes de los planos
superiores, que son almas devotas que prefieren pasar su tiempo ayudando a los
demás en vez de gozar de su merecido descanso.
Luego de la muerte física, cada alma
despierta en el plano correspondiente a la índole de sus más nobles anhelos,
rodeada de almas semejantes, y desde aquí puede desarrollarse dando pasos
adelante de su última encarnación. Aunque igual que sucede en la Tierra, muchos
sucumben a los goces groseros de los planos astrales inferiores, en cuyo caso
su alma no se beneficia de la estadía en el plano astral, y renace en el mismo
estado del cual partió.
Los planos astrales inferiores, están
llenos de almas groseras incultas y bestiales, que viven casi como en la
Tierra, hasta que llegan a anhelar algo superior que lograrán en un nuevo renacer.
Estas almas son las que están más cerca del
plano físico, y pugnan por estar tan cerca como les sea posible, llegando a
aglomerarse cerca de los lugares que frecuentaban en su grosera vida,
apoderándose a menudo del pensamiento de gente de su baja laya, a la cual le
infunden sus deseos para gozar con ellos.
Salvo las almas muy superiores que
comprenden conscientemente todo esto, las demás están más o menos conscientes
de los planos inferiores, pero en total ignorancia de los planos superiores y
del significado de su existencia, llegando a creer tal como sucede en la
Tierra, que la suya es la verdadera realidad.
Al ser la clarividencia una facultad que se
desarrolla, puede presentarse en diferentes individuos con diferente grado de
poder, y podemos decir que en un clarividente se distinguen tres clases de
clarividencia:
La clarividencia simple
La clarividencia en el espacio
La clarividencia en el tiempo
LA CLARIVIDENCIA SIMPLE
Es aquella en la cual el clarividente
percibe el aura de las otras personas, o la facultad de percibir impresiones
astrales desde un punto cercano.
Aquí el vidente percibe solo las
vibraciones mentales y emocionales de otras personas (empatía), pero no ve sucesos
de ningún tipo, pudiendo llegar a percibir el aura de vegetales y animales, sus
deseos y emociones.
Quien posee la clarividencia simple puede
ver literalmente a través de las personas y las paredes, puede leer las cartas
cerradas, puede descubrir minerales en la Tierra, y percibir el aura de quienes
se ponen en contacto astral con él, pudiendo descubrir en el doble etéreo la
índole y localización de sus enfermedades, en el cuerpo astral los sentimientos
y deseos, y en el cuerpo mental los pensamientos del individuo.
LA CLARIVIDENCIA EN EL ESPACIO
Consiste en la visión de cosas lejanas,
situadas fuera del campo de visión ordinaria.
Una forma extraña de clarividencia en el
espacio es aquella en la cual una persona se hace presente a otra despertando
sus sentidos astrales, para que la pueda ver en forma espectral como si
estuviera presente.
Los clarividentes expertos siempre asumen
un estado meditativo con frecuencias cerebrales profundas, para que sus
sentidos astrales funcionen más eficientemente, ya que cuando las facultades
físicas se encuentran estimuladas, las otras facultades no pueden manifestarse.
La Clarividencia en el Tiempo
Se divide a su vez en dos:
La clarividencia del pasado
La clarividencia del futuro
LA CLARIVIDENCIA DEL PASADO
También se la conoce como retrocognición, y
es una facultad muy frecuente en psíquicos como nosotros. Actualmente es
estudiada por la ciencia.
Por supuesto que no es posible percibir ni
siquiera clarividentemente algo que ha dejado de existir, pero lo cierto es que
nada de lo que sucede deja de existir por completo sino que pasa a otro estado
de la existencia.
La clarividencia del pasado es posible
porque nada perece, y en los planos superiores de la materia quedan
imperecederamente registrados todas las escenas y pensamientos que han
ocurrido. Estos registros Akáshicos no se encuentran en el plano astral, sino
en el plano causal.
Los registros Akáshicos son el equivalente
de lo que los cristianos conocen como El Libro de la Vida, en el cual se
encuentran indeleblemente grabados todos los sucesos correspondientes al
presente ciclo de evolución humana.
LA CLARIVIDENCIA DEL FUTURO O PRECOGNICIóN
A esta clase pertenecen todos los casos de
profecía. La historia sagrada está llena de estos ejemplos, que no tienen nada
de sobrenatural.
En algunos casos de supuesta clarividencia
del futuro, lo que realmente sucede es que el subconsciente infiere que tales o
cuales sucesos han de suceder, si no surgen circunstancias imprevistas. (Es de
destacar que un clarividente tiene más fácil acceso al subconsciente que las
personas comunes).
Los presentimientos o corazonadas, son pues
formas rudimentarias de clarividencia del futuro.
Debe tenerse en cuenta que cada suceso a
acontecer en el futuro, es consecuencia de otros que se produjeron en el
pasado, por lo cual han de suceder, salvo que interfieran nuevos sucesos que
determinen nuevos resultados.
Cuando se es capaz de transportar la
consciencia a planos superiores, desde allí resulta mucho más sencillo ver las
consecuencias de las acciones del presente, hasta el punto de poder ver el
efecto que una palabra pronunciada al azar tendrá no solo en la persona hacia
la cual va dirigida, sino también sobre otras personas por medio de las
vibraciones, hasta influir en la comunidad toda.
Para poder considerar que existen formas
superiores de clarividencia, debemos partir de aceptar que la idea del tiempo
es solo una forma de convención social, y que los sucesos están siempre
presentes, siendo nosotros los que llegamos hasta ellos, y no ellos los que
llegan hasta nosotros. De la misma forma en que el paisaje está siempre en el
mismo lugar, mientras al viajero del tren le parece que se mueven.
EN EL TIEMPO
Existen muchos ejercicios para desarrollar
la CLARIVIDENCIA. A continuación citamos uno que consideramos muy efectivo.
Para facilitar este ejercicio, recomendamos
grabar las siguientes instrucciones en un audio casete con su propia voz, en un
tono sosegado. Luego, al momento de practicarlo, escuche su grabación y siga
las instrucciones:
Observe un reloj y anote la hora en que
comienza el ejercicio.
Active el reproductor de sonidos en que
grabó este ejercicio.
Siéntese en una posición suficientemente
cómoda.
Cierre los ojos sin ejercer presión.
Enfoque la atención en su cuerpo.
Concéntrese en sus pies.
Muy lentamente, expanda su conciencia hacia
arriba, inhalando y exhalando con pausa mientras recorre mentalmente sus
piernas. Descargue sus tensiones.
Continúe ascendiendo por la columna
vertebral. Descargue sus tensiones.
Prosiga ascendiendo por sus brazos, su
cuello y finalmente su cabeza.
Imagine que le rodea una luz azul
intensa. Visualícela y llene su cuerpo de ella. Aspírela.
Piense que se despoja de sus tensiones y que logra un estado de relajamiento
absoluto y sereno.
Sienta que ha alcanzado un estado de reposo
pleno que le permite abandonar su cuerpo temporalmente. Sepa que
permanece en un lugar seguro, que disfruta de un ambiente de hermandad que le
ofrece confianza y garantía de que nada malo le ocurrirá a su envoltura
material mientras aguarda su regreso.
Sintonice sus cinco sentidos, el único
vínculo que posee con la dimensión material, con el fin de verificar su
existencia y funcionamiento antes de apagarlos temporalmente. Compare
cada uno de ellos con un interruptor eléctrico y acciónelo de la misma forma
que lo hace al apagar la lámpara de su dormitorio a la hora que decide dormir.
Localice mentalmente sus ojos.
Confirme que están cerrados. Trate de observar la parte interior de sus
párpados. Perciba la luz rojiza que los traspasa desde el exterior.
Apague el interruptor que envía esa señal a su cerebro y abandone el
lugar.
Enfoque su atención en la boca.
Reconozca el sabor que percibe su paladar. Una vez identificado, apague
el interruptor que envía esa señal a su cerebro y abandone el lugar.
Dirija su atención al sentido de
tacto. Recorra su piel y reconozca la temperatura que percibe. Una
vez identificada esa sensación, apague el interruptor y abandone el lugar.
Deténgase un instante en el sentido del
olfato. Aspire profundamente e identifique el olor que emana del recinto
donde se encuentra. Una vez identificado dicho olor, apague ese
interruptor y abandone el lugar.
Finalmente, concéntrese en su sentido
auditivo. Trate de sintonizar los sonidos que ocurren en su entorno
inmediato. Aléjese poco a poco de ellos e intente percibir los más
lejanos. Apague el interruptor del audio y abandone el lugar. Esta
vez, concéntrese en sí mismo. Ensimísmese. Vaya hacia
adentro. Vaya a su interior.
Imagine que se eleva lentamente en espiral
y trate de visualizar el cuerpo que acaba de abandonar.
Insista en tomar altura suficiente, hasta
que no pueda ni siquiera imaginar todo cuanto le rodeó. Ya logró
borrarlo.
Mire hacia el infinito. Descubra que
no le preocupa desaprovechar el espacio ni el tiempo porque en el lugar donde
se encuentra no existe ninguna de estas categorías.
Disfrute del bienestar que le proporciona
la liberación de su cuerpo.
Sus cinco sentidos están apagados
temporalmente.
Ya no siente, sino percibe.
Ahora no ve, sino visualiza.
No padece las vicisitudes cotidianas:
cansancio, dolor, decaimiento, desvanecimiento, miedo, aflicción, angustia, que
inciden sobre el alma y contaminan el espíritu a través del cuerpo.
Ahora todo es energía. Usted también
es energía. Ya no es una parte del todo. Usted es ahora el Universo
mismo. Es energía e información, que significa la esencia de la eterna
existencia.
Ha regresado al lugar de donde
procede.
Visualice ese círculo de luz cuya presencia
le regocija. Ubíquese dentro de él. Entréguese a todo lo que
percibe, a cuanto visualiza desde allí.
Analice el panorama que le rodea, trate de
acopiar toda información que reciba. Insista en interpretar las visiones
que alcance, los mensajes que le lleguen, defina las apariciones que
surjan.
Observe las señales que se manifiesten, las
imágenes o iconos que visualice aunque el impacto de los mismos le
resulte insignificante o incongruente.
Asegúrese de que al retornar a su cuerpo
recordará cada percepción recibida en este lugar, así como las impresiones que
ocasionó en su ser, y que será capaz de expresar con claridad las enseñanzas
recibidas para de esta manera contribuir al desarrollo espiritual de sus
semejantes y el suyo propio.
Tome conciencia de que debe regresar a su
cuerpo.
Comience a descender lentamente en espiral.
Visualice el lugar desde donde partió.
Deslice su espíritu suavemente, como si
flotara, hasta presentir su cuerpo.
Una vez encontrado el cuerpo, visualícelo
como si lo observara en un espejo.
Decida penetrar en él. Ingrese por la
cabeza. Continúe por su columna vertebral, brazos y
piernas hasta llegar a los pies. Sienta el suelo firme.
Concéntrese en sus oídos. Encienda
ese interruptor. Sintonice algún sonido de su entorno hasta llegar a
escucharlo con nitidez.
Visualice su boca. Encienda el
interruptor del paladar y sienta el sabor que allí ocurre.
Concéntrese en su piel. Encienda el
interruptor del tacto. Perciba la temperatura que incide sobre su
cuerpo.
Localice el sentido de su olfato.
Encienda ese interruptor. Respire profundo hasta que logre distinguir el
olor de su entorno.
Ubíquese en sus ojos. Sienta sus
párpados. Tome conciencia de que están cerrados y que a través de ellos
puede ver una luz rojiza que los atraviesa y que procede del exterior.
Sienta que ha recuperado su cuerpo por
completo y ahora se dispone a recuperar la parte del medio ambiente que
abandonó y donde ahora se encuentra ubicado.
Abra lentamente sus ojos. Reconozca
el lugar. Observe el reloj y tome conciencia de que el tiempo
transcurrido desde que se ausentó de su cuerpo y permaneció en otra dimensión o
estado de conciencia, nada tiene que ver con el tiempo realmente transcurrido.
isialada.blogspot.com
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