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Enseñanzas
Dictadas por El Cristo. Recibidas por Marc. Junio-Julio 2014. Con audio.
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Traducción
al español: Hedyn Núñez
Contenido
Enseñanzas del Cristo
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10. Enseñanza sobre la sacralización de la Materia por el
Espíritu.
https://www.yakitome.com/tts?a=T&b=1032947&c=ojEilpCOlCms
1. Lectura Vibral Anaël
ANAEL ha comunicado las precisiones siguientes,
concernientes al estado de espíritu al cual estamos invitados en la puesta en
práctica de estas Enseñanzas, con el fin de permitir beneficiarnos de manera
óptima de su siembra vibral: Como lo saben, la puesta en resonancia de las
Enseñanzas del Cristo es algo esencial.
No se trata en efecto de dejarlos en el placar sino, todo
lo contrario, invitar literalmente a cada ser viviente de la superficie de este
planeta a impregnarse, si le conviene y resonar a través de estas Enseñanzas en
comunión y en fusión con el Cristo, y en disolución en la naturaleza verdadera
del Ser.
Lo que cuenta ante todo, es la manera en que el ser que
se apresta a leer y hacer vibrar tales Enseñanzas se coloque en conciencia para
vivir su lectura. Se trata efectivamente de una forma de lectura, pero no
conviene, sobre todo aprender a través del antiguo prisma de lectura
distanciada, separada de lo que es leído. Todo esto, desde luego es para
resonar y vibrar: eso es lo esencial.
No conviene sobrecargar la atención en relación al
contenido de las palabras pronunciadas y vibradas, pero efectivamente evitar
colocarse en un área donde se deje literalmente sembrar por el Verbo, sin
buscar nada a comprender o captar lo que es dicho en apariencia.
Sabiendo que desde ahora, existen múltiples maneras, de
un punto de vista práctico, de vivir estas lecturas, en voz alta o en voz baja,
solo o en grupo, y diría de todas las maneras, que cada uno quiera adoptar.
Enseñanzas del Cristo.
CRISTO
2. Enseñanza sobre el miedo y la cólera. 23 de junio 2014
Amados, yo soy CRISTO.
Vengo a ustedes hoy para compartir un cierto número de
enseñanzas. La primera de estas Enseñanzas, concierne al miedo y a la ira.
No porque el miedo no esté presente en ustedes, él no
está presente en su entorno. Esto, desde luego, es efecto de la ilusión que se
agrega a otros efectos personales de estos tiempos, también particulares y
separados.
El miedo no es un misterio. La ira no es un misterio.
Estas no son cosas que escapan al entendimiento. Estas cosas, en este tiempo, y
bajo este cielo, son el resultado de lo que no ha querido verse, ser aceptados,
acariciados, por lo que son en sí mismos.
No voy a decirles que todo eso es ilusorio, ya que
ustedes lo saben. Lo que vengo a decirles es que todo eso es Amor, porque
incluso la falta de Amor es traza del Amor, un reflejo del Amor.
Así, que sean grandes en el Amor, ya que de esta
Grandeza, del testimonio de esta Grandeza de Amor, nace la esperanza de una
Vida mejor, de otra Vida que no es esta vida.
Así que, mis amados, mis Reyes de Amor, abran bien grande
los brazos, tan grande como sea posible, hasta el infinito, porque el Amor todo
lo puede, el Amor es todo. Absorban feliz y levemente, en el amor, todo lo que
les es dado a ver, y a contemplar de este mundo, a través del Amor. No hay
miedo que sea demasiado grande que no pueda ser instantáneamente absorbido por
el Amor y disuelto en el Amor. Recuerden esto, ustedes son el Amor.
Estoy aquí para decirles que los amo, y que son desde la
eternidad, mis compañeros en el Amor - otra parte de mí mismo, la parte más
bella de mí, ¿y cómo el Amor que yo soy no seria, sino lo que hay nada más
hermoso?
Ya no es el tiempo para dudar de nada.
Ya no hay más tiempo de decir, es el tiempo de reír, y lo
que tiene que decirse se dirá.
¡Oh! mis bien amados, mis corazones de Amor, mis
Corazones valientes, ¿Cómo lo que ha creído estar separado, podría estar de
otra manera, sino unido? Que en un mismo Corazón, en el Corazón del Amor.
Yo se los pido, No estén tristes por cosa alguna. No se
entretengan en la locura de este mundo, en su olvido y su ignorancia. Vean ahí
el Amor, ya que este mundo no está excluido del Amor, ni jamás lo ha estado,
propiamente hablando. Él es una experiencia, una experiencia de Amor, sin otro
objetivo que el de intensificar esta sed.
¿Por qué intensificarla?
Porque esta sed desgarra el velo del olvido. Esta sed no
es un castigo. Ella es Misericordia, que marca el regreso del Padre y de sus
hijos pródigos. Y la Madre Tierra, que los lleva, les abre sus brazos y lo
llama de mil maneras, con mil Fuegos.
CRISTO. 3. Enseñanza sobre el miedo último. 27 de junio
de 2014
Yo soy Cristo.
Vengo a ustedes hoy, como he prometido, para seguir con
las enseñanzas anunciadas.
Vengo de nuevo a hablarles sobre el miedo, pero esta vez
no del miedo paralizante que impide la acción, que obstruye la claridad de la
visión, sino del miedo final, el que sobreviene en el momento de la disolución
- al borde del pozo, como ya he dicho en mi vida, el pozo en el que hay que
saltar, abandonarse, descender y dejarse morir, desde el punto de vista de la
personalidad.
Afrontar este miedo no es más que un reflejo de coraje:
el coraje de decirse, que si esto se presenta, es lo que debe vivirse, y el
coraje de confiar en lo que se presente, más bien que en la razón; el valor de
encontrar en sí el espacio, sin buscarlo, espacio que no es otra cosa que dejar
alejarse todo lo conocido, de no tener nada para sí mismo y dejar literalmente
a lo viene, tomarlos totalmente, y llevarlos.
Estas palabras no tienen el propósito de explicar algo.
Ellas están ahí para resonar y invitarlos a oírlas resonar en ustedes, una
resonancia de coraje, que no es nada más que afrontar sus miedos, cara a cara
en Abandono al principio Crístico, el principio que los lleva a la parte
olvidada sí mismos - que nunca dejaron, solamente olvidaron.
El coraje es como una loción, una loción de Amor que
viene al rescate de aquellos que la piden y la reciben con sólo girar en
conciencia, hacia la posibilidad de recibirla.
No hay Amor más grande que aquel que recuerda el Amor que
somos. La fuerza del Amor es la fuerza de su llamado. El miedo no es, sino el
olvido y la duda que invita a fortalecer el alma.
No hay otra salida que el Amor, ya que el Amor está en
todas partes, y él es todo.
No hay otra Puerta que la del Corazón, la Puerta del
Corazón es el Santo Grial tan esperado, y también codiciado. Ya no hay más
tiempo para todo eso.
Lo que el Amor les dice, es abrir su Corazón a todo lo
que no es Amor: en apariencia.
La Puerta, Puerta de la Humildad, la Puerta del
Renunciamiento, se abre totalmente si ustedes permiten que lo que no es Amor;
sea recibido de la misma forma que el Amor, porque el Amor se reconoce, más
allá de los juegos de la dualidad, por lo que Es, más allá de cualquier
división ilusoria en parcelas. Porque el Amor no se recorta, y no se negocia.
El se acepta todo entero, de golpe, en un momento, en una trascendencia que no
es otra que el Abandono, de lo que ustedes no son.
Entonces, amados míos, sean el Amor que Son, y no den
ningún asidero a la ilusión, o algo que no sea el Amor. Abracen todo, todos los
miedos. De este modo se revelará el coraje en aquellos con quienes se vinculan,
el valor de estar en el Amor y en ninguna otra parte, y abandonar todo lo
demás.
Por lo tanto, marchen rectos, porque la rectitud no es
más que lo que lleva en línea recta fuera del laberinto de esta ilusión.
No hay ahí invitación a hacer, u otra cosa que lo que ya
están haciendo. Hay ahí un recordatorio, un recordatorio de la fuerza, la
fuerza del Amor, y el coraje de ser enteramente el Amor.
No teman, no como voluntarismo, sino como una certeza.
Porque el coraje en el fondo no es otra cosa que la certeza, engarzada en
diamantes del Amor, purificado de cualquier brillo que no sea el brillo
indivisible del cristal, que se mira en el Amor y que ofrece el espejo perfecto
para aquellos que se acercan.
Esto es, mis amigos, mis Reyes de Amor, hermanos y
hermanas míos, lo que quería decir y resonar en el Amor, esta resonancia de
coraje de estar entero - no en tercios, sino en Triunidad.
Y así, estar enteramente en el Amor, enterrando todo
temor en las Tierras del Amor, el valor de ser entero- enteramente verdad, y
totalmente dispuesto a dejarse esculpir en un diamante de Amor, diamante de
Eternidad.
Esto es lo que quiero decirles: ofrezcan el espejo
perfecto del Amor que se mira en sí mismo, más allá de las circunstancias del
mundo. No miren más que el Amor, no vean más que el Amor, porque todo es Amor.
Y cuando un gran miedo surja de las profundidades, de lo
que no parece ser el Amor, den la bienvenida al nacimiento, al grito del Amor
que renace al mismo. Ya que él se ve, pero no se reconoce aun, porque tiene
miedo.
Y el coraje no es más que la rabia de encontrar el Amor olvidado,
que nos queda atravesado en el cuello y la garganta. Este valor es como un
grito, un llamado de Amor a la espera de perforar y traspasar los velos, los
remordimientos, todos los olvidos, todas las penas.
Este coraje tiene la fuerza de un grito, de esencia
Crística. Es el coraje de verse y aceptarse totalmente, en el espejo abierto
del Amor.
Ustedes son el espejo y son este Amor, ambos a la vez.
Ustedes son el miedo al vacío y el vértigo abismal
marcando esta falta de Amor, y son la valentía que se invita a sí misma a
ofrecerse a carcajadas, en el reír liberador que hace volar en pedazos el
engaño, rompiendo el espejo, al mismo tiempo que él lo ofrece - reuniendo así
las dos caras de una misma cosa que constituye el miedo de haber perdido el
Amor, surgiendo en el momento en que el Amor finalmente, se encuentra.
No hay nada más a ver que eso, la fuerza de Amor, cara o
cruz. Verla así, es nutrirla en su totalidad.
El momento final, vivido como tal, no es otro que el
primer grito de Amor. El es todo Belleza, el revés del decorado. Es la
Transfiguración de la persona y Reencuentros en el Amor.
CRISTO
4. Enseñanza sobre la Paz. 28 de junio 2014
Yo soy Cristo.
Amados míos, yo vengo para proseguir las enseñanzas que
comencé con ustedes. Vengo a hablarles de la Paz.
La Paz no se decreta, ella se vive. Ella vive como una
bandera de Luz, y no como una bandera Blanca.
Ella no es un armisticio, ella es deponer todas las
armas.
No es tampoco algún tipo de arreglo que permite a cada
uno seguir en sus ocupaciones. Puede ir acompañada del desorden más total, ya
que nada le molesta.
Ella es el beneficio final que viene a encajonar a aquel
que todo lo tiene, no prestado, sino todo dado.
Es lo que no se adquiere de otro modo que dando, ya que
ella es el desapego, no la indiferencia, sino la irreverencia, poniendo fin a
las reverencias y genuflexiones en la danza de este mundo, a sus bajezas, a sus
desviaciones - que por supuesto son sólo minucias que no tienen que ser
juzgadas como tales, simplemente, que sólo conducen a una danza renga y curvada.
La Paz endereza esta danza, porque la Paz no se turba con
adulaciones y seducciones en la danza. Ya que a través de la danza, ella solo
celebra la danza, dejando en Paz los pormenores de la danza, cualquier cosa que
pueda hacerla pesada, desviarla y hacerla tambalear.
La Paz es la verticalidad del danzante que solo marca su
paso allí donde la danza lo invita, ya que la Paz desposa a la verticalidad por
el simple hecho de no desviarse, debido a que la agitación no existe.
La Paz es el estandarte que extiende sus brazos para
abrazar a quien él invita. El flota en el viento sin flotar en su vínculo con
la Tierra, firmemente sujeta en esta Tierra Prometida, este remanso de Paz
interior que ella representa, bien recta, a la vista del mundo exterior.
La Paz no es otra cosa que la ausencia de toda
infiltración de lo que no es Amor, de todo otro efecto que el efecto del viento
que permite al estandarte flotar, y de flamear en el nombre del Amor.
La Paz es la Rectitud que no tiene necesidad de nada más
que de ser la Rectitud, este mástil vertical que lleva el estandarte, llevando
alto los colores del Amor.
La Paz no le da ninguna importancia a lo que no es Amor,
porque el sentimiento de Paz es un vector de Amor que viene naturalmente, por
su contagio, a abrazar en el Amor todo lo que se presente, todo lo que se
encuentre.
La Paz es Estandarte Sagrado del Amor.
Ella es lo que permite y lo que invita a rencontrar el
Amor en medio del campo de batalla, en medio de las mentiras, en medio de la
conmiseración, en medio de la venganza: a ella no le importa, porque ella
invita a salir de todos los juegos estériles para regresar a las fértiles
Tierras del Amor.
La Paz es lo que no tiene fronteras y no ofrece botín a
ninguna guerra, ni historia de demarcación, como su única marca es invitar a la
Paz y no de defender a alguien o alguna cosa.
La Paz tampoco milita, ella es Presencia. Ella se ofrece
a los que quieran verla, a los que se aproximan y se dejan aproximar por ella,
abandonándose en sus brazos, cesando todos los combates, ella ofrece lo que es,
en una resonancia que permite dejarse invadir por lo que ella es.
La Paz no es de este mundo, porque la Paz, así llamada en
este mundo, es siempre efímera y no es una Paz verdadera y duradera - salvo la
de los santos que fueron capaces de sostener su paz en sus Profundidades,
llevando la verdadera Paz, más allá de este mundo, ganando entonces la
capacidad de ser un portaestandarte de la Paz.
La Paz es la llamada a volver a sí mismo, para despertar
de los juegos de este mundo, de no querer más las turbias aguas de este mundo -
no rechazándolas, sino simplemente descalificándolas por la conciencia de lo
que es puro y propicio a la Paz, y lo que no lo es.
Porque la Paz que ustedes ofrecen, se la ofrecen a sí
mismos. Y la Paz que ustedes reciben es una Donación de sí mismos a sí mismos,
bien más allá de las apariencias.
La Paz, por último, es un regalo, un regalo maravilloso.
Porque la Paz que ustedes ofrecen, se la ofrecen a sí mismo. Y la Paz que se
recibe es un Don de sí mismo a sí mismo, más allá de las apariencias.
Por lo tanto, sean la Paz, y estén en Paz.
Yo soy CRISTO, y de los reinos de la Paz, yo extiendo los
colores de mi bandera estrellada.
Lo que flota por encima de sus cabezas no es otro que el
Perfume y Fragancias esenciales de esta Paz Real.
Así que, yo los invito a estar en Paz donde quiera que
vayan, porque con ustedes se vincula la Paz y la invitación a la nueva Danza, a
otra Danza, perfecta para anunciar que al final del tiempo de la danza
ordinaria de este mundo, la sucede el tiempo de la Danza del Amor.
No hay necesidad de elegir su acompañante, ya que los
Cuatro Jinetes están ahí, para la cuadrilla, y el Canto del Amor resuena ya
desde hace mucho tiempo de su Llamada.
Esto, mis amados, es lo que quería decirles a propósito
de la Paz.
Los abrazo en el Amor. Hasta pronto, hasta siempre.
CRISTO
5. Enseñanza sobre la Alegría. 30 de junio de 2014
Yo soy CRISTO.
Amados míos, vengo hasta ustedes en el Amor que una Madre
les prodiga y que un hijo les testimonia.
Vengo a continuar, como se anunció, las enseñanzas que
comparto con ustedes, no de una manera didáctica, sino en la resonancia de la
Danza del Amor. Hoy vengo a hablar de la Alegría.
La Alegría es lo que está por encima de la pena, no para
consuelo, sino por trascenderla, viendo claramente que la pena no es más que
una ilusión que nos mantiene apartados de la Alegría, que somos, naturalmente.
La Alegría es lo que permite al mundo hacer tambalear los
corazones, no en una forma de romanticismo, de seducción, de reconocimiento o
placer, sino porque la Alegría es lo que mantiene a flote el Corazón que somos
en Aguas de calado profundo - esas Aguas que nos tambalean y nos arrastran al
fondo, llevándonos a las profundidades del Ser, al reconocimiento de nuestra
Esencia.
La Alegría no es una forma de satisfacción. La verdadera
Alegría no está en lo que podemos disfrutar al exterior. La Alegría es un
movimiento que parte desde adentro y eleva al Corazón como una barquilla de
montgolfier, liberando, en el despegue, una forma de exaltación sin otro
propósito que la experiencia de esta Alegría
La Alegría es como una lámpara que ilumina todo lo que
está cerca sin distinción, porque esta Lámpara que ilumina no se encuentra en
ninguna otra parte, que en la Claridad del ser y su Levedad comunicativa. No
hay en la Alegría ningún otro reflejo que el de esta lámpara del Corazón, que
ilumina abundantemente todo que la radiación de la Alegría llega a tocar y
acariciar.
No hay que preguntarse lo que la Alegría procura, ya que
ésta no tiene otro propósito que el de sí misma, es su propio disfrute, ella es
la respuesta a su propio deseo.
Ella es lo que nos impulsa cuando; desprovistos de
intención, bogamos en sus raudales tumultuosos sin preguntarnos qué va a pasar,
ya que el casco del buque sumergido en las Aguas de la Alegría no tiene ninguna
dirección, ni destinación. Boga verticalmente. Su casco, y su calado de agua,
sumergido en el abismo y los abismales de la Alegría, es su única razón de ser.
Él es su propio rumbo, esta nave de Amor nada en la
Alegría. La Alegría no es tampoco algo distinto de lo que buscan sin poderlo
hallar, ya que lo que están buscando, y se les escapa, es la Alegría del ser
inaccesible.
Y cuando lo viven, se dan cuenta de que ningún obstáculo,
puede venir a romper la proa de esta nave que navega en la Alegría, porque ésta
es una nave de Aguas que no tiene ningún casco a romper. Ella nada en lo que
es, no poniendo ninguna distancia, ni dejando pared o algún intersticio
subsistir, entre la Esencia de lo que Es, y las aguas donde navega, disfrutando
de lo que ella Es.
La Alegría es eso, es Simplicidad a la que nada
obstaculiza, ni separación, ni distancia ante sus ojos. Ella es derramamiento
del Agua a través de la materia, reconociendo que en el fondo no hay entre las
dos, ninguna diferencia. Debido a que la materia es Alegría, ella es materia
para reír. Es el apoyo de su propio baño de Amor, apoyo que se ofrece a sí
misma para disfrutar de este baño, más allá de todo baño.
Ella es el soporte de su propio nado en el Amor, soporte
que ella se ofrece a sí misma para gustar este baño, más allá de todo baño.
Así es la Alegría, no tiene ningún objetivo y ella
circula libremente. Ella se contenta disfrutando lo que ella Es, en el juego de
espejo ofrecido por la materia, por la ilusión de su textura.
Ella juega con todo eso, y no mira lo que está ahí que es
como un regalo que ella se ofrece a sí misma, como para jugar a desbaratar su
ilusión, en un Juego infinito, que es fuente infinita de Alegría.
La Alegría no es tampoco la panacea a la que aspiramos.
Es un reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza, de lo que está ahí sin
esfuerzo - que no nos pertenece, se nos es dado para disfrutar y vivir
simplemente, en la inocencia del Fuego de la Alegría.
Cuando se acercan a un ser y están Alegres, esta Alegría
que se vive no es otra cosa que lo que emerge de los abismos de este Océano de
Alegría, en la que nadan unos y otros. Uno no aporta Alegría al otro, uno y
otro están en la Alegría, en el mismo Océano. Tal vez uno lo vive, y el otro
no.
La Alegría es el recordatorio de este Océano de Amor,
que, como los barcos, a veces desorientados, a veces a la deriva, a veces
voluntarios y audaces, navegamos y trazamos nuestro surco. En esta espuma, en
el hueco del surco, se encuentra siempre la Alegría, pero no siempre la vemos.
Nosotros pensamos navegar arriba y poder sumergirnos de vez en cuando, ya que
la Alegría es el Océano, y estas naves, la Esencia que Somos.
Ella nos inunda cuando dejamos de mantener la ilusión de
una coquilla, la ilusión de que se debe flotar, la ilusión de una dirección a
mantener, la ilusión de un pabellón a mostrar, o a blandir.
Así, va con la Alegría, ella no necesita penetrarlos,
porque ya está allí. La única cosa que puede separarlos es la ilusión de que
ustedes no son la Alegría, olvidando este Océano Primordial.
Entonces, ¿cómo se despierta la Alegría?
Bueno, es muy simple: ella ya despertó en ustedes. La
parte de ustedes que duerme no es Alegría, es sólo un velo; el velo de una nave
atrapada en vientos contrarios, en el reflejo ilusorio de la superficie de un
mar, atrapados en aventuras, en los deseos de exploración de superficie.
Cuando el viento de los deseos sopla con fuerza, el
Céfiro los arrastra soplando sobre las velas de la nave, que parece avanzar,
pero estas velas hinchadas sólo los separan de la Alegría.
No hay ningún lugar donde buscarla, ella es lo que
ustedes Son.
La Alegría no se encuentra en ninguna otra parte que
parando de buscarla, simplemente aceptando que ella ya nos inunda, y que sólo
el movimiento constante de sus exploraciones de superficie es la que los aleja
de lo que ya Son en la Eternidad.
La Alegría no es una búsqueda, ni una recompensa.
Tener el corazón en Alegría, es simplemente dejar de
flotar en la superficie del Océano de Amor que ya Son. No hay que bucear, ya
están ahí.
Sencillamente golpear los velos, hasta agotar el aliento
de los deseos, y no llevar más la mirada a lo lejos, porque todo está allí.
Eso es infantil.
¿Mamá, los barquitos que están en el agua tienen piernas?
Pero sí, nene, si no las tuvieran, no macharían. "Hay en esta rima más
sabiduría que en todos los libros de los filósofos.
Así es con la alegría, ella elude a los que la buscan, y
se ofrece a los que la viven sin hacer la menor pregunta. Esto es lo que yo
podría decirles de la Alegría. Ella es la Simplicidad misma, es la Infancia -
no la infancia del arte, ya que ella no requiere de arte. Ella es la Infancia
que se hunde en la experiencia, allí donde está inmersa. Ser la Alegría, eso es
todo.
Es dejar todas las pretensiones del mundo de los adultos.
Es ofrecerse y estar abierto a la resonancia de una canción infantil, sin hacer
ninguna pregunta sobre el qué dirán, ya que no hay nada de externo en la
Alegría. Ella es un torrente, una risa cristalina, una forma de inocencia. Es
la llave del paraíso reencontrado en ningún otro lugar que en sí mismo, como un
lugar encantado para el cual basta con dejar de dar vuelta la espalda.
La Alegría no se aporta. La Alegría no tiene puerta. Ella
es su propia Llave, es la aceptación de que no hay nada que encontrar, nada que
abrir que ya no esté abierto.
Así que estén en Alegría, porque ustedes son la Alegría.
Y no traten de llevar la Alegría, es la Alegría que los lleva.
Sólo hay que rendirse a la Alegría que Somos - sublime
Juego de la Alegría que se busca en lo que no es, y termina en un estallido de
Alegría al darse cuenta de que ella nunca hubiera podido perderse.
Eso es la Alegría, ella permanece para siempre. No tiene
que ser reclamada o deseada. Simplemente, hay que saborearla con placer, y nada
más, y solo ella entonces permanece.
Así es con la Verdad, ya que en la Eternidad solo mora la
Alegría. La Alegría es la Morada de la Eternidad.
Yo soy CRISTO, y les enseño la Alegría, no como una
lección, sino una degustación de este tesoro, que es en ninguna otra parte es
el gozo del reencuentro con la Abundancia que los anima, y que Somos.
Entonces juguemos, jueguen en Alegría.
Te tengo en mis brazos, que no son otra cosa que un
Océano de Alegría.
Les digo hasta pronto.
CRISTO
6. Enseñanza sobre el Sol. 2 de julio de 2014.
Yo soy CRISTO.
Bien Amados, les doy la bienvenida en mi Corazón, en el
Corazón del Uno, Uno con el Padre, uno con la Madre.
Un solo Cuerpo, un solo Ser.
Vuelvo a verlos esta noche para continuar las enseñanzas
comprometidas. Vengo a hablarles del Sol, el Sol que por encima de sus cabezas
puede parecer algo separado de ustedes, pero que no es otro, que el Sol dentro
de su Corazón.
El Sol es como una golondrina, que anuncia la primavera.
Pero ésta primavera es la Primavera del Corazón, esta temporada finalmente
develada es lo que estaba oculto en las entrañas de la Tierra, en el cuerpo de
cada individuo, cuidadosamente conservada en terreno fértil y que brota en
respuesta a la llamada de este Sol.
El Sol es una borrasca, el viene a eliminar con un golpe
de viento lo que dificultó su expansión, un poco como lo haría, sin vergüenza
un pájaro que juguetea en su nido y hace la limpieza.
El Sol es una tormenta, una tormenta solar no hace caso
de lo que se mete a través de sus rayos, ya que sus rayos traspasan todo,
incluso a la sombra, que todavía no estaba allí en el momento de su puesta en
Luz por el Sol.
El Sol es un astro, un astro de Alegría que domina como
una lámpara para iluminar la fiesta de los Reencuentros del Amor.
El Sol no es más que el Corazón ardiente que los saluda
desde el exterior cada mañana, recordándoles que la salvación es interior.
El Sol no es más que ustedes mismos, en su Corazón,
saludando y respondiendo a la salvación de sí mismos. Lo que el propaga por su
calor es la respuesta al Corazón.
El Sol es una maravilla que asombra a los niños, pero los
adultos se alejan, le dan la espalda adormeciéndose.
El Sol es una Casa, del Amor incandescente. Su Fuego
ilumina, su Fuego es claro, porque esta Casa no tiene nada en ella. Ella está
disponible enteramente para recibir a Aquel que viene, como un ladrón, en una
oración, a tomar el Corazón que uno Le ofrece.
El Sol es puro Amor, nos inunda con sus Ondas, y él riega
la Rosa.
El Sol es una historia que gira en redondo en apariencia,
pero el Sol no tiene historia. El es el punto, la estrofa final, donde se
rencuentra el individuo que ha tomado a su cuidado la Abundancia, dejando
partir lejos de él, lo que trasgrede en esta Danza.
El Sol es mi timón, es lo que mantiene el rumbo. Él nos
lleva, sin forzarnos a la Luz, donde ella pulsa. EL Sol es como una lanza que
viene a perforar el caparazón que encierra nuestro Corazón, con el fin de
liberarlo. Cuando él se lanza en nosotros, lo que el Sol libera es el Corazón.
Es así que el Sol, danza en nosotros y sobre nosotros. Él viene a llamarnos y
recordarnos nuestra Naturaleza ígnea. Él nos calienta y penetra nuestros
corazones para que el verdadero Corazón brote.
El Sol es espejo del Corazón del ser que deja
transparentar todo su Ardor. EL no tiene ningún decorado, el toma forma en
nosotros mismos y su reflejo ilumina solo el vacío exterior.
El Sol nos llama a la Plenitud interior desde sus rayos
risueños. Y a veces nos muerde, porque es tal su Ardor, en nuestro Ser
interior, que a veces devora por el Fuego del Corazón, consume y disuelve lo
que es, a través de los rayos que se lanzan en línea recta en nuestros
corazones.
El Sol es el Corazón que se llama a sí mismo, y consume
todo lo que no es él mismo. Ya que el sol brilla por su propio Amor, y desde él
nos llama, al corazón de nosotros mismos.
El Sol no es otro que el ojo de la aguja por donde toda
cosa se da vuelta, hacia donde el Amor brilla, en su Fuego dado vuelta y en
apoteosis, de Alegría rencontrada en Retorno.
El Sol es el Punto Central del Ser, desde donde todo
viene y dónde se hace día, la Nueva Aurora que llega sin rodeos, para
anunciarles el Día en que llega un Nuevo Cielo.
El Sol es el Verbo Creador, el nos habla el Lenguaje del
Corazón. El Sol es un Vibrante llamado que sólo escucha, a los que tienen un
corazón lo suficientemente grande para sepultar su cabeza en el espacio que se
abre hacia adentro, dejando la maraña inútil de problemas para encontrar al
Niño, que se desliza con agilidad y delicia en su Eternidad.
El Sol es quién viene a decir a ustedes, de estar listos
a soltar todo deseo, porque lo que viene desde el Corazón, desde el Ser,
poniendo fin a lo que no es el Ser. El los quema para devolverlos intactos al
Amor, que es el único pacto que el Corazón reconoce y honra. Todo lo demás
quedará fuera.
El Sol es el Guardián del Templo que guarda numerosos
tesoros.
El Sol es la llave del Reino, aquel donde el hombre es el
Hijo del Cielo. Él indica, cada día que irradia, que no hay nada que el Cielo
no perdone. Ya que el Amor, el Sol nos lo da cada día, que del Cielo él
irradia.
El Sol es una melodía que resuena más allá de nuestro
oído. El entona un Himno increíble, en silencio, a la espera de nuestro sí,
para entregar a nuestros ojos asombrados, el Secreto que nos estaba prometido,
secretamente en nuestras almas dormidas, el Brasero de donde surge la verdadera
Vida.
El Sol es el final de la historia que se revela como
siendo ilusoria. El destruye lo que no tiene existencia, e invita con
insistencia a Volver a la sublime estancia, que es el Amor donde el guarda la
Esencia. El Sol es este Astro sagrado que maravilla a esta parte de la
humanidad, que siempre ha sabido conservarlo en su Corazón, con el fin de
volver a la Esencia que es la Verdad - y el Ardor es su naturaleza ígnea.
El Sol, por lo tanto viene a recordarles que el Cielo es
del otro lado. El enciende lo que debe transparentarse para dejar el paso a
vuestros Seres - que en la Eternidad, pueden colarse por la puerta del soleado
Corazón.
El Sol es la Verdad del Corazón, por largo tiempo
olvidada.
Yo soy CRISTO, y vengo a ofrecerles el Sol de la Vida
Eterna.
Yo los inundo de los rayos brillantes del Amor que
nosotros Somos, en el Agua y el Fuego reunidos que forman el Ser, más allá de
toda forma del Padre y de la Madre, en un hijo querido. Este Niño, es el Amor
que da encanto a sus Corazones reunidos.
Yo soy CRISTO, yo soy el Sol, y el Hijo, y el hilo que
los llama a la Vida.
CRISTO
7. El Anuncio y la Anunciación. 5 de julio de 2014
Yo soy CRISTO.
Vengo a ustedes esta noche para entregar la continuación
de las enseñanzas comprometida con ustedes. Vengo a hablarles del Anuncio, y de
la Anunciación.
El Anuncio es un proceso por el cual lo que estaba
oculto, un día es repentinamente revelado.
El Anuncio es lo que permite redescubrir lo que había
estado cubierto con un velo opaco, obstruyendo la Claridad del Cielo y le
impedía llegar a ustedes, en este mundo.
El Anuncio es lo que ofrece a la conciencia la esperanza
de la posibilidad de una Redención.
El Anuncio es lo que viene, literalmente, a tirar abajo
los subterfugios, y los procesos maliciosos, de malversación, con el fin de
hacer brillar un día, la Rectitud de los rayos del Sol, que nunca se desvían de
su objetivo interno, en el Centro de nosotros mismos.
El Anuncio es lo que viene a perforar la cortina, la tela
de mentiras, en las que este mundo ha estado envuelto, tal como un teatro donde
se actúa, en el que uno pone un telón de tela tan rígida, que no se puede
levantar entre cada escena.
El Anuncio es levantar el telón, precedido por tres
golpes, o por golpes sucesivos que lo anuncian.
El Anuncio es un tiempo de gran Recogimiento y gran
Alegría a la vez- Recogimiento por lo que viene, y que aun es desconocido para
la mayoría, y la Alegría de asistir al Anuncio, que para quién ha entrado en el
teatro, no hay tiempo más palpitante que la subida del telón.
El Anuncio es una mascarada para aquellos que no han
visto el teatro, para los que no han tomado conciencia de la ilusión del
teatro, ya que el Anuncio pone al día y tira abajo algo, que a los ojos del
espectador simplemente no existe, ya que no se reconoce como tal.
El Anuncio consiste en tirar abajo los muros de una
prisión, una prisión de vidrio, este vidrio es invisible para la mayoría de los
humanos, aun hoy. Pero el Anuncio se abate sobre el vidrio y lo hace volar en
pedazos, con un ruido estruendoso, esta estructura invisible se derrumba y así,
revela su presencia ante los ojos de todos.
El Anuncio es como un martillo que golpea con fuerza
sobre la mesa y el tablero. El martillo golpea tres veces antes de adjudicar,
finalmente, lo que debe ser.
El Anuncio no es el final, el anuncia el Comienzo, una
nueva Historia, pero que no se inscribe en el escenario de teatro, porque el
Anuncio hace llover sobre el teatro, lenguas de Fuego que anuncian la Verdad
del Fuego.
El Anuncio viene a hacer cenizas todo lo que está
mancillado, todo lo pegado, todo lo que está encubierto, toda forma de
obstrucción al Paso de lo que debe pasar para llegar al mundo y Liberarlo.
El Anuncio es lo que viene a golpear el teatro de estos
golpes repetidos para señalar, en tres Actos, que los actos representados en
este teatro han terminado, y que el teatro desplegado va a ser replegado, y los
pliegues muy marcados arriesgan ser desgarrados, si no se dejan simple y
dócilmente, replegarse.
El Anuncio viene a meter bajo cubierta todo lo que ella
ha descubierto, para evitar perjudicar o obstaculizar el buen desenvolvimiento
de lo que sigue a este Anuncio.
El Anuncio es la apertura de un Baile, no de vestidos, ya
que se ríe de los trajes de teatro.
El Anuncio es una puesta al desnudo de lo que viene a
obstaculizar la Levedad del Ser, para despojarlo y quemarlo.
El Anuncio es un ordenamiento, en el orden natural de las
cosas, para permitir que lo que yacía escondido bajo el peso de la infamia,
ponerse de pie y felizmente pisotear los restos pulverizados de la prisión de
vidrio, esbozando así, el primer paso de la Danza.
El Anuncio es lo que viene a revelar a la vista de todo
el mundo, lo que estaba oculto, disimulado, de manera más o menos hábil, más o
menos torcida, de modo que sólo permanezca, la Claridad y la Verticalidad.
El Anuncio no se inquieta con forma alguna de precaución,
ya que el Anuncio se produce cuando se han tomado todas las precauciones, para
asegurarse de que permanezca intacto, tras los golpes del Anunciación, que es
lo que debe permanecer intacto.
El Anuncio es como una corneta retintineando en el
campaña, que parece surgir de la nada, salvo para los que están esperando este
Anuncio.
El Anuncio no es más que el Anunciación de un
acontecimiento feliz, la de un Renacimiento que pasa través del desgarro de los
velos y de todas las prisiones del teatro. Debido a que el teatro ya no es - y
nunca lo ha sido, pero para aquellos que están atrapados en el juego, aunque
ilusorio, debe ser eliminado.
Entonces lo qué solo fue polvo ante los ojos, vuelve a
ser polvo.
De este modo lo que era esa red de mentiras está
deshecho, quemado, reducido a cenizas. Porque lo que no tiene lugar delante de
la Verdad, naturalmente, vuelve a su inexistencia.
Ya que la ilusión de un juego que fue tolerado no puede
subsistir, desde que el telón se levante, no en el primer acto, sino al final
de todos los actos.
Todos los actos son representados, como bien lo dice el
Anuncio, no como un juicio, sino como una pesada de lo que el Corazón ha
querido consumir.
Aquellos cuyo corazón se eleva en forma de espasmo por
haber ingerido tantas mentiras, son invitados por el Anuncio, a hacer ayuno de
ilusión.
Aquellos cuyo corazón se eleva de Alegría al escuchar el
Anuncio, son invitados a Danzar, sin frenarse al sonido de esta Anunciación.
Este Anuncio no viene a separar a unos de otros, el viene
a revelar dónde están colocados, a través de la forma en que reciban este
Anuncio. Lo que separa a uno del otro, no puede ser sino la ilusión de esta
separación, nacida de la identificación con la representación de teatro, que
llega a su fin, revelando así la farsa.
Solo hay en el Anuncio una última advertencia, para
quienes quieran oírla, es de apartarse y mantenerse alejados de lo que no es
Verdad y que solo es un juego que ha durado demasiado.
Por tanto, amados míos, no vean en el Anuncio ningún
castigo, sólo una Revelación, pero ésta Revelación sublime contrasta de extraña
manera con el estado del mundo que ilumina.
Esta Revelación no es otra que la Revelación del Amor, en
un mundo donde el Amor siempre ha estado presente, pero donde el oscurecimiento
de los velos y el juego que se jugó, ha creado una especie de zanja
franqueable, solo con este Amor.
El Anuncio no viene a colmar esta zanja, el viene a
mostrarles hasta qué punto la cavaron en ustedes mismos. La profundidad de la
zanja, tal como la viven, es sólo el reflejo de la distancia que han puesto, en
ustedes mismos, con la Verdad.
El Anuncio no es tampoco lo que libera de toda
obligación, de continuar y completar lo que todavía debe hacerse en el terreno
del juego final. Ya que el Servicio a la Luz, que viene alumbrar y disolver lo
que se debe, debe ir acompañado de una danza que viene a revelar los motivos
escondidas sosteniendo la ilusión y que forman una trama sutil, que viene a
sostener la ilusión menguante y amortizar su disolución.
Así, la transición necesita una Danza, que se desenrolle
desde una bobina invisible, pero donde los pies caminen aun en esta ilusión.
La Ascensión de la Tierra crea esta obligación, que no es
otra, que el sentido de Servicio, y de una Alegría espontánea manifestada en la
Tierra, de lo que la Tierra vive, y a lo que están invitados a vivir en la
Fraternidad rencontrada.
El Anuncio es la señal, de una estampida para aquellos
que no quieren Danzar y hacen banda al margen de la Danza colectiva de la
Unidad recobrada.
El Anuncio es una advertencia que no se dirige a nadie,
si no a la ilusión de ser una persona.
Ella viene a desanudar el hilo de la intriga y de
exponerlo para que ustedes sean Libres.
El Anuncio es todo eso y el está a su puerta, no es para
que la cierren por miedo a lo que se anuncia, sino para abrir la Puerta, sólo a
lo que debe entrar.
El Anuncio viene a ustedes, dígnense escucharlo. Ya que
la Buena Nueva que ella anuncia es librarlos, y el tiro de advertencia siembra
la Verdad en el Corazón de cada ser que está preparado.
Yo soy CRISTO, y les entrego el Anuncio, que restablece
la Verdad. Yo los llevo en mi Corazón, así como llevo este Anuncio, Anuncio
liberado, que libera los Corazones.
Yo soy CRISTO, y les Anuncio el Amor rencontrado.
CRISTO
8. Enseñanza sobre la miseria. 7 de julio 2014
Yo soy CRISTO.
Vengo esta noche para continuar las enseñanzas como me he
comprometido con ustedes. Hoy vengo a hablarles de la miseria.
Ser miserable, no es estar abatido en modo alguno viendo
lo que se está desarrollando ante sus ojos y diciendo que eso no es justo, y
que el Cielo ha querido reservarles esa suerte de destino.
Ser miserable, no es tampoco lamentarse de lo que no se
tiene, o lo que hemos perdido, porque esta miseria, incluso si ella se
experimenta como real, es exterior a la Somos.
Ella es un reflejo de la riqueza interior que no
encontramos, como, y que nos deja jadeantes en la vivencia de una carencia
ilusoria, porque miramos hacia el otro lado, ahí donde lo que creemos encontrar
no puede estar, sino sólo un espejismo producido por el reflejo de lo que hemos
proyectado al exterior, a falta de vivirlo en el interior.
La miseria no son las imágenes que les llegan de
catástrofes, de hambrunas, de sufrimientos, porque incluso si ésta miseria no
es deseable, como tal, ella es sólo un reflejo de una necesidad, que se
manifiesta al exterior por la falta de Amor que asola el ser interior.
La carencia no es una fianza moral dada a aquellos que
pretenden combatir la miseria, porque este tipo de artificio es lo que les
permite mantener la miseria.
La pobreza sobreviene porque ella arroja luz sobre quien
es miserable y debe ser alimentado y curado, no desde fuera, sino desde el
interior, pero la Puerta está cerrada, la Puerta desde donde proviene todo
alimento y toda curación.
La miseria es una película que se rueda de fondo. Que el
hombre cree llenar, para colmar un vacío. El hombre quiere esquivar el efecto
boomerang de sus miedos, y él piensa controlar lo que solo resulta de su error.
Combatir la miseria puede ser encomiable ya que los
buenos sentimientos valen más que la fría indiferencia, pero la miseria no es
algo que se puede remediar desde fuera, si no vemos lo que la ha generado.
La pobreza es una invitación a no vivirla más, no en
compensación de lo que conlleva, si bien aportar todos los bálsamos para la
miseria es bueno, ella no es una cosa curable si no vemos que ésta miseria
parte de nuestra forma de ver, que nos muestra el lugar dónde está nuestra
miseria. En este juego de espejos, lo que falta en nosotros mismos es la clave
para ver que no hay anatema, solo una sed de poder que nos aleja de nosotros
mismos.
Debido a que la miseria está ahí en el fondo de nuestro
corazón, que hemos cerrado por miedo o resentimiento, a la posibilidad de
dejarnos penetrar por eso que nos negamos a ver en nosotros mismos, ese agujero
negro, hace de nuestra desesperación la ilusión de estar perdidos o
abandonados. Pero esta falta de Esperanza, es en el fondo, el abandono de lo
que ya Somos a favor del juego de la ilusión.
La carencia no es más que esta elección, el desvío es la
mirada que nos aleja de nosotros mismos, y cada paso que damos en la otra
dirección, aumenta el sentimiento de pérdida de lo que éramos. La infancia
recuerda que todo ya está ahí, pero a la edad de adulto el olvido a menudo, se
consagra a armar estrategias y paliativos con el fin de poder vivir un día lo
que ya está ahí, desde luego cuando uno se abre.
La carencia no es un castigo por alguna falta. Ella viene
a señalar lo que debe ser comprendido, el error que debe ser visto y solo es un
error de punto de vista, un error de distancia puesto por nosotros mismos, como
un distanciamiento que nos lleva a errar, por caminos extraños que nada nos
obliga a seguir, pero que podrían seguir por tiempo incalculable, durante
eones, si el curso de la historia no se encarga de decirles, que avanzan hacia
atrás.
La miseria no es contraria a la Alegría, ella es su
Llamado, a la vez el más vibrante y el más desgarrador. Ya que ella nos lleva a
veces, hacia un gran traumatismo, para que finalmente veamos lo que ya está
allí, en nosotros, esta Plenitud de Origen que nosotros vertemos al azar y de
mil maneras, negándola hacia el exterior, donde en el juego de la conciencia,
nos encontramos cada vez más aspirados e hipnotizados por la ilusión, que no es
sino el decorado de un juego donde nos miramos al revés.
No existe ahí una lección que alguien quiera dar, o
alguna reprimenda, es sólo el resultado de una forma de inclinación de la
conciencia que los hace rodar por la pendiente, más rápidamente, en el otro
lado del paso, que se abre del lado de la vertiente desierta y no del valle
fértil.
No hay nada a fuera que los empuje a correr - al menos
que ustedes persistan en creerlo - porque todo lo que fluye en su vida fluye de
una Fuente interior, y ustedes son co-creadores de todo lo que les pasa. Y todo
lo que les cae encima, es solo una caída interior entre el lugar donde están
llamados a morar, y allí donde permanecen.
No hay nada más que ver que este Juego del espejo, que
los despoja sin cesar de lo que es ilusorio, invitándolos a aligerarse y
elevarse por encima de todas estas historias proyectadas.
La miseria es un golpe de fusta, dado bruscamente, que no
es para culparlos, sino para vigorizarlos. Si parece agudo, es para que
contacten que hay en estos tormentos una forma de absurdo.
La carencia es eso, una forma de mal menor. No nos dice otra
cosa que dar la vuelta, para volver a nosotros, como si ella tratara de
repugnarnos por seguir buscando lo que no está donde buscamos, y nos invita a
ver la realidad del desierto de nuestras vidas donde no fluye ninguna fuente,
desde que nos cortamos de la de su jardín interior.
La pobreza no es placer, para quién no ve más que
miseria. La miseria no es tampoco Alegría de quien ve, más allá de este estado,
por supuesto ilusorio de la historia, el recuerdo del Amor - la invitación a
volver a sí mismo, al Despertar del Ser - para abrir la Puerta a Si mismo,
porque el sufrimiento ilusorio se vive como real y no hay indiferencia en
relación a eso. Sólo permanece el contacto con lo que surge, incluso en el
terror, que no pide nada más que ser aceptado en sus efectos, dejando
despojarse, dejando partir lejos de sí, lo que los ataba.
De este modo se van aliviando, tal como se propone a los
que aun están atados a tantos fardos y pesos, que arrastran en la ilusión donde
que permanecen pegados. Este enfoque radical apunta a erradicar lo que empuja
al ser en la dirección que no es. Su fuerza es el testimonio, de la Fuerza
llamándolo a lo que él Es. Así que no hay nada que rechazar, sólo ver y
aprovechar esta oportunidad, la oportunidad que se brinda de capitular, dejando
morir lo que los aleja de la verdadera Vida, dejando a lo que se da vuelta,
volver a su lugar.
Yo no vengo para consolarlos de algo, porque lo que se
propone vivir, es exactamente lo que ustedes han elegido para lograr volver al
lugar. Porque en la Verdad, que nunca han olvidado, simplemente, ustedes
experimentan lo que les permite ir a donde han elegido ir.
Entonces, decir sí a la miseria, sin someterse a su ley,
pero viendo bien por detrás, que todo esto, sólo sirve para que puedan ver lo
que ustedes Son y lo que no son.
Así que dejen caer los hábitos de carencia. Aprovechen
esta oportunidad de trascender todo esto, con el coraje de no tener nada más
que lo que ustedes Son, más allá de todo este cine.
Yo soy Cristo, y les muestro la miseria, como resultado
de la carencia de lo ustedes ya Son. O corren por todos lados para atrapar las
sombras de lo que no son, o lo ven y hacen de la miseria un torrente de
Alegría. Porque en la miseria, bien en el fondo del agujero, se encuentra el
lugar desde donde partieron al revés, como para terminar su carrera en el
decorado. Este agujero no es donde los entierran, sino donde se cruza el paso
que separa el desierto, de lo que ustedes ya Son. Por lo tanto no hay que
volver los pasos atrás, ni rehacer toda la ruta al revés, sino solo soltar lo
que no son.
El cruce, entonces no se remonta de nuevo: él es un
Pasaje que no vemos. Basta solo con dejarse caer en el vacío, que no lo es
realmente, dejando los terrores de
superficie detrás de sí y todos los demás
problemas, para darse cuenta que al fondo de esta noche oscura, el Sol ya
brilla. Porque en este juego de espejos, lo que se anula es solo la ilusión de
la noche, y el miedo a lo oscuro. Es sólo la desesperación de no Estar en Vida.
Para cruzar este paso no hay que elevarse, sólo hay que
deslizarse como en un tobogán, por la pendiente natural donde los llama vuestro
Ser. Esta pendiente, los conecta como una cuerda, al Hilo de la Vida. Así que
esta miseria se vuelve Misericordia, y la Puerta de atrás es un Camino Real. No
hay ningún misterio ahí, sólo hay que ver el Emisario que se esconde detrás de
la miseria.
Yo soy CRISTO, y los insto a ver en el fondo negro de la
miseria, la mascarada que los ha hecho creer eso.
Estoy aquí para todos, en el marco de la Puerta, donde espero
que ustedes den el paso. Este paso es interior y él es como un salto en el
vacío, dentro de sí mismo, para caer en mis brazos, que no son otros que los
brazos del Amor que ustedes Son.
Yo soy CRISTO, y les pregunto, ¿cuándo van a soltar esto?
Si ni siquiera hay un salto a dar. La impresión de la altura es sólo un reflejo
de todo a lo que adhieren aun en la ilusión, y que juega a asustarlos. Y quién
cree caer, es solo la parte de sí mismo que se atreve a dejar caer lo que los
corta de ustedes mismos, al Ser de Abundancia, que han sido desde siempre.
Yo soy CRISTO, y les digo: no hay ni pequeña ni gran
miseria, sólo hay Amor.
CRISTO
9. Enseñanza sobre la Resurrección. 11 de julio de 2014.
Yo soy CRISTO.
Mis bien amados, vengo a ustedes hoy para continuar con
las enseñanzas que me he comprometido. Vengo a hablarles de la Resurrección.
La Resurrección no es una forma de sacrificio, ella es lo
que sigue a la ilusión de sacrificio que lleva a la Vida Eterna.
La Resurrección no es el fin del ser, ella es lo que le permite
encontrar la Esencia de lo que él Es, más allá de la vanidad de los juegos de
la persona, vanidad de lo que es vano, vanidad que no es el vino que celebra la
Eucaristía - que es la ofrenda del pan dado al ser para elevar a la carne, más
allá de toda carne.
Esta vanidad no es un problema en sí mismo, aparte del
hecho de que los separa de lo que ustedes Son en Verdad, porque los sumerge en
una avaricia del yo que los aleja de la oportunidad de salir de ese juego.
La vanidad no es un salvoconducto. Ella no lleva a
ninguna otra parte, que ahí donde ya están, tal vez, en el seno de una persona
que sólo pide inflarse en proporción a sus deseos de control y de miedos.
La vanidad es una pretensión de ser lo que no son, que se
acompaña de un deseo de mostrar sus bíceps, su grandeza, sus méritos, mientras
que allí dentro lo que hay es un vacío que se miente a sí mismo. La vanidad los
lleva a ser otra cosa, hasta que el estallido que se produce tarde o temprano,
ya que no hay espacio en la Creación que tolere que lo que no es Verdad pueda
indefinidamente continuar su expansión.
La vanidad es el principal obstáculo para la
Resurrección, ya que se vuelve y tiende a ir en otra dirección, en la que da la
espalda a lo que ya Es. Resucitar no es otra cosa que el Abandono de este error
de dirección, suscitando con la realización de este error, un movimiento
natural del ser que consiste en principio, en parar de alejarse.
Resucitar no es provocar una vocación, porque cada
vocación no es más que una evocación de otra perspectiva de convertirse en lo
que ya Somos.
Resucitar no es tampoco, suscitar en nosotros algo nuevo,
sino sólo recordar algo olvidado. La Resurrección es ese "paso" que
se nos invita dar, no un paso hacia otro lugar, sino hacia dentro de sí mismo.
Esto no es un camino cubriendo una distancia, porque sólo el desplazamiento de
la conciencia crea la perspectiva.
No hay montañas a subir, no hay que probar su coraje.
Simplemente tienen que ver este desplazamiento como lo que es, y este
Reconocimiento es lo que los lleva ahí donde moran. No hay en este amén más que
Humildad, que acepta que todo es dado a ustedes, y que su único error es no
verlo.
Solo deben aceptar esta Simplicidad, o no aceptarla, es
como ustedes quieran.
Pero no hay nada más que valga la pena, en ustedes, de
ser resucitado, porque todo lo demás seguirá, naturalmente, cada uno a su
ritmo, al ritmo de sus pasos, en esta marcha interior que es redescubrir de lo
que ya está en marcha.
La Resurrección es milagrosa solo para los que creen que
eso no existe. Esta creencia es una reja colocada en la puerta del castillo
donde reside el Espíritu. Ella cierra el acceso con más seguridad que un
inmenso ejército.
La Resurrección es el Abandono definitivo de estos juegos
de espejo donde la persona contempla, en la ilusión de lo que ella cree ser y
de lo que piensa imposible, o que, desde su punto de vista, no lo concierne.
Resurrección, es remitir su Espíritu a lo que Él ya es,
para que pueda revivir la Verdad de que no hay ninguna "persona", de
que ahí no hay nadie. La Verdad entonces, es una muerte simbólica, que es lo
que hay que aceptar porque no es nadie. Ella no tiene que desearse, porque esta
Verdad está ahí desde toda la Eternidad: ella solo debe abrazarse, eso basta
para fundirse.
Así que dejen de correr. ¿A dónde van corriendo así?
¿Creen ustedes que la muerte no los espera? ¿No ven, que
esta creencia proviene de lo que ustedes no son?
No hay pues que resucitar lo que ustedes ya Son, siendo
que no hay nadie más. Ahí está la Humildad, ver que de hecho, lo que desaparece
es polvo, polvo de Eternidad, y que solo puede caer en el fondo de la tumba, la
ilusión de haber nacido.
La salida de la tumba no es un renacimiento. Esos son
Reencuentros con lo que ustedes son desde la Eternidad, y que nunca ha nacido y
no morirá jamás.
En estas palabras hay una tierna resonancia, porque mi
Corazón los llama. Yo siempre he estado allí, al otro lado del velo de la
ilusión, y en el presente estoy más cerca que nunca.
Yo soy el Cristo y les enseño que la Verdad siempre ha
estado ahí, y que la Resurrección es solo la desaparición de la ilusión de la
persona.
Yo soy Cristo, y vengo a erigir el Templo, como lo había
prometido, a los que responden a la llamada y dejan de lado toda ilusión. Mi
Espada de Verdad viene a cortar lo que queda como apegos ilusorios - no para
liberarlos, sino para que reconozcan su propia Libertad.
Yo soy Cristo, y les envío un grito de Amor para que
despierten a la Verdad, y que resuciten de entre los muertos que circulan en
ronda en el juego de la ilusión.
Los amo y los espero.
CRISTO
10. Enseñanza sobre la sacralización de la Materia
por el Espíritu. 17 de julio 2014
Yo soy Cristo.
Mis amados, vengo a ustedes como se acordó para completar
las enseñanzas que he iniciado con ustedes. Vengo a hablarles de la
sacralización de la Materia por el Espíritu.
Yo soy en una especie de paralelo y de paradoja a la vez,
porque lo que soy, no puede de ninguna manera pretender vivir en la materia,
donde yo no estoy actualmente presente, pero soy al mismo tiempo el que insufla
la materia lo que le permite estar presente en el Espíritu.
Yo soy, por lo tanto el principio que anima esta materia
con el fin de restituirla al Espíritu, que no tiene ninguna necesidad de
ninguna materia.
Yo soy lo que no tiene comienzo ni fin, ya que el
Espíritu es eterno. Y soy al mismo tiempo lo que da nacimiento a lo que nunca
ha nacido, pero que deseaba contemplarse en un juego de espejo infinito
permitiéndolo descubrirse, siempre más, en sus innumerables facetas.
Yo soy el principio que gobierna y anima lo que, en
efecto no necesita de gobierno y que es la Vida, antes mismo de que yo
intervenga.
Yo soy el principio que sólo apunta a suscitar esta
Resurrección de lo que ya es, y que sin embargo juega a olvidarse para mejor
perderse en el espejismo en abismo de las facetas del Uno. Y resurgiendo
entonces desde la vorágine de este olvido, de estas mazmorras infinitas, yo
opero la maniobra de regreso que lleva al Padre, porque de esta maniobra que
depende el Despertar. Y la única cosa que se obra es un tenue hilo, pero
inalterable, que los trae a ustedes de vuelta desde donde estaban
inconscientes.
Esta pesca milagrosa no es nada más que una boca que por
fin se destapa para permitir la llegada, desde su garganta desplegada, del
anzuelo de su alma, diciéndole que es el momento de salir de las aguas bajas
donde juega a nadar para revivir las Aguas claras del Ser inmaculado.
Este es un Ser sin manchas que puede penetrar ahí. Así
que no hay ningún lugar para quien no se ha lavado en el baño de las Agua
lustrales que vienen a prepararlo.
Así es el pez que se pesca por medio de este hilo: el
tiene su propio anzuelo enganchado en su alma, y solo tiene por cebo lo que
viene a estrangular su deseo de entreabrir esta boca hambrienta, sedienta de
esta Agua, de la que no puede nutrirse porque se baña en ella sin descubrirla.
Así es el pescador, el se pesca a sí mismo. El pez que él
desea envenena su alma, porque este pez lo atrae allí donde la boca es
demasiado estrecha, la garganta es demasiado cerrada, por la avaricia de quien
quiere capturar y poseer, y por el miedo a verlo escapar.
Entonces el pescador se apresura, se da prisa para ir
hacia el lugar donde él nada puede remontar a la superficie que no sea su
propio error, tal como se refleja en el espejo de la superficie del agua.
Y no hay nada que agarrar con una caña de pescar, si esta
caña no se apoya en otra cosa que su propia rectitud. Porque esta caña debe ser
como el bastón del peregrino que marcha, y que se apoya solo sobre el eje de su
propia marcha.
El es flexible y rígido, los dos a la vez, este bastón
que impide incluso el más mínimo paso en falso, ya que con su firmeza se
encuentra el tenue hilo que sube hasta mí.
No hay en esas líneas más que una humilde pesca con caña,
que les muestra que este tipo de pez no se pesca más que en el lugar donde no
hay carnada. Porque el deseo impide que el anzuelo vuelva a meterse en el lugar
donde el hilo se ve, y donde la filiación se hace evidencia, de sí misma y tira
el molinete donde danza el pescado.
Ho hay pesca milagrosa para el que cree que es necesario
un anzuelo puesto con sus dedos al extremo de ese hilo que el pez no ve. El
anzuelo ya está ahí, y espera su momento. El hilo no se ve para no molestar al
nadador.
Y que la caña sea derecha sólo depende del celo con el
que el pez aspire a remontar el hilo de su historia, que él mismo dejó
desenrollarse para poder olvidar que no puede hilar que en línea recta con este
hilo.
La Materia es sagrada, ya que ella está tejida con hilos
enlazados sin percibirlo, y los patrones que ella teje son dirigidos por la
Belleza de eso que no podemos ver.
La Materia está bordada de múltiples maneras, ya que
viene a disponerse sin que nada impida lograr lo que ella quiere realizar.
Ella teje sin agujas, ni bastidores, y nada puede venir a
desviar el brazo de su oficio. Ella se mofa del pescador, ya que no hay nada a
pescar que ya no esté incluido en su trama dorada.
La Materia es soberana, ya que ella es la tela donde
vienen a imprimirse los motivos de nuestras vidas. Ella ya es Sagrada.
El anzuelo suelto abre el alma al Espíritu, que recupera
el hilo de Ariadna que viene a revelarle la trama inaudita donde su historia es
tejida.
La Materia es sagrada, y el Espíritu recobrado encuentra
en el Materia eso a lo que se consagró, percibiendo entonces ya que lo que es
desarrollado es como un hilo de oro que participó bordando las tramas, de una
intriga, los motivos de un tesoro que se refleja sin fin en un brocado de hilos
de oro.
El sentido de lo Sagrado no puede ser revelado sino a
quién consagra el hilo entero de su historia para participar en el brocado sin
trampear. Pero este hilo entonces, puede ser izado, aquí mismo, donde residen
los maestros que tejen.
Ya que esto vincula, lo nacido y lo no nacido, y solo se
crea lo que puede venir a realzar la Belleza del tesoro.
La Materia es sagrada y el Espíritu ahí se consagra, he
aquí la Verdad para quien sepa oírla.
Yo soy CRISTO y les enseño que la Obra Divina es Sagrada,
y que el hilo que viene a revelarla no es otro que el hilo que sirve para
tejerla.
Yo soy CRISTO y tejo esta enseñanza entre nosotros, para
que ella venga a sostener y realzar el brillo de los hilos que ustedes tejen.
Yo soy CRISTO, y soy el hilo, y el Hijo, que le devuelve
al Padre. Allí donde el Espíritu es Rey y la Materia es Reina. Allí donde no
existe espejo que separe el brillo de la Materia de la del Espíritu, porque
este resplandor es sólo un estallido de risa donde la Materia que ríe está
hecha de trazos del Espíritu. Y dónde la Eternidad le es dada para jugar
juntos.
Yo soy CRISTO y enseño que en el Amor, todo es Sagrado. Y
que enderezarse después de estar curvado, es en principio enderezar en esta
Verdad.
Yo soy CRISTO y los amo.
Hasta siempre.
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